Una curiosa figura funeraria china.
Entre las muchas piezas encontradas durante las excavaciones de la tumba de Zhang Xiong, de la época de la dinastía Tang, y su esposa Qu, en Turfán, (Xinjiang, China) en 1973, destaca una figurilla femenina que ha sido bautizada como la Barbie Tang, debido a que su tamaño es similar a la de la famosa muñeca.
Se trata de una elegante dama, cuya cabeza es de arcilla pintada de blanco y el cuerpo es un marco de madera rellenado con papel sobre los hombros. Lleva el pelo recogido en un moño elevado y una flor pintada en el centro de la frente, que era el maquillaje típico de la época.

La prenda superior de su vestimenta, una especie de blusa, es de seda jin y tiene un diseño formado por dos medallones que representan dos pájaros, con bordes de perlas y unas mangas de color verde muy ajustadas. El chal es de seda verde con un estampado en círculos. La falda a rayas rojas y amarillas, sujeta con un cinturón de seda, llega hasta los pies.
La importancia de la figura se debe a que refleja la influencia de occidente, en concreto de Persia, en el arte Tang.
Los brazos y las manos están hechos de papel. La profesora Valerie Hansen explica que cuando los arqueólogos desmontaron cuidadosamente esta figura para estudiarla, desenrollaron sus brazos y descubrieron que habían sido hechos con papeletas de una casa de empeños. Otras fuentes registran la existencia de antiguas casas de empeño, pero éstas son las papeletas de empeño más antiguas que se conservan de la historia china. Muchas casas de empeño chinas se encontraban en los monasterios porque los budistas creen que hacen méritos por prestar dinero sin intereses a los pobres.

Las papeletas registran las direcciones de las personas que recibieron dinero prestado, todas ellas residentes en la ciudad de Xian, capital del imperio. La Barbie Tang, junto a otras muchas figuras similares, fue enterrada en una tumba en Turfán a dos mil kilómetros de Xian. Se desconoce si los artesanos de la capital hicieron las figuras y las enviaron a Turfán o si los vendedores de papel recogieron las papeletas de empeño usadas y las mandaron a Turfán, donde los artesanos las convirtieron en brazos de figurillas funerarias.