Rosaleen Norton

Rosaleen Norton, la hija de Pan

El mundo mágico de la bruja de King Cross.

Durante los años 50 y 60 la pintora y ocultista Rosaleen Norton era conocida en Sidney como la bruja de King Cross, barrio bohemio de la ciudad. Los periódicos la presentaban como una bruja y una pervertida sexual, es decir, una mujer escandalosa y, por tanto, atractiva para las masas. Llevaba pantalones ajustados, blusas llamativas, fumaba en boquilla y pintaba cuadros donde aparecía gente desnuda, que eran tenidos por obscenos. El fotógrafo Rennie Ellis, que la retrató en 1971, afirmaba que no era difícil convencerse de que era realmente una bruja: “Para empezar, parece una bruja. Es fea, de la manera en que se supone deben ser las brujas. Sus cejas son gruesas y arqueadas, su boca, torcida y dentona, tiene una verruga peluda en la barbilla y la rodea un destello siniestro de sabelotodo que sugiere que ella sabe cosas y tú no.”

Nevill Drury la conoció en 1977, dos años antes de su muerte, y la describe como “de complexión delgada, con cabello oscuro y rizado bastante desordenado, ojos vivaces y misteriosas cejas arqueadas”. Mucho debió fascinarle a Drury para que en 2008 le dedicara su tesis doctoral, además del libro “La hija de Pan. El mundo mágico de Rosaleen Norton”, recién publicado en castellano. Era, sin duda, fascinante, aquella mujer que afirmaba ser bruja de nacimiento y haber venido al mundo durante una violenta tormenta. En un artículo de 1957, Rosaleen escribió: “Diversas manifestaciones psíquicas, tanto subjetivas como objetivas, han sido siempre parte integrante de mi vida; por consiguiente, las acepté incuestionablemente como parte del orden natural de las cosas”.

La hija de Pan. El mundo mágico de Rosaleen Norton”, de Nevill Drury
La hija de Pan. El mundo mágico de Rosaleen Norton, de Nevill Drury (Aurora Dorada Ediciones, 2020)

Rosaleen Norton forma parte de ese selecto grupo de artistas visionarios, herederos de El Bosco o William Blake, que reproducen en sus obras la realidad interior y no la exterior. Las pinturas de Norton están pobladas por criaturas residentes en otros planos de existencia, en lo que ella llamaba “el otro reino del ser”, al que accedía en estado de trance de forma natural y solo ocasionalmente mediante el uso de drogas. Según la bruja de King Cross, en esa otra realidad los pensamientos se vuelven tangibles y visibles y a menudo asumen forma antropomórfica. Aunque se consideraba seguidora de Jung, para ella Lucifer, Lilith, el dios Pan y otros seres mitológicos que aparecen en sus cuadros no son arquetipos del inconsciente colectivo, como afirmaba el psiquiatra suizo, sino entes con vida propia.

En cierta ocasión le preguntaron qué sacaba ella de la brujería. Esta fue su respuesta: “Tengo una vida con infinitas posibilidades y que me satisface completamente en todos los planos de conciencia”.

Rosaleen Norton practicó el dibujo y la escritura automáticos, de forma parecida a Austin Osman Spare, con el que se la ha comparado por su estilo. Tanto a Norton como a Spare se les ha atribuido influencia de Aubrey Beardsley.

El tipo de arte al que me estoy refiriendo no es siempre bien aceptado, de hecho, solo lo ha sido en tiempos recientes. Norton celebró una exposición en 1949 en Melbourne que duró solo dos días, ya que la policía procedió a incautar por obscenos los cuadros expuestos. Según la fiscalía, obras así podrían “depravar y corromper la moral de los que las vieran”. Finalmente, Rosaleen fue absuelta en el posterior juicio, pero durante el resto de su vida estaría bajo la vigilancia de los inquisidores de la moral, hasta el punto de que se la llegó a calificar como la artista más perseguida de la historia de Australia.

La hija de Pan. El mundo mágico de Rosaleen Norton”, de Nevill Drury, no es solo una completa biografía de la artista, sino además un análisis en profundidad de su universo mágico. El autor explora con detalle temas como el paganismo centrado en el dios Pan, la religión Thelema de Aleister Crowley y la magia sexual. Esta excelente edición de Aurora Dorada cuenta con numerosas ilustraciones, tanto pinturas de Norton, como fotos de diversas etapas de su vida.

En cuanto a Nevill Drury (1947-2013), leí hace muchos años su libro “Kabbala, Tarot, Mescalito, Castaneda y la magia moderna” (Altalena, 1979), que me interesó por su amplio enfoque del universo de Castaneda. Es un prestigioso autor con una extensa obra sobre temas de magia, con varios libros traducidos al español.

Hace tiempo escribí sobre Marjorie Cameron. Resulta sorprendente el paralelismo entre las vidas de estas dos mujeres singulares. Hija de un capitán de barco la australiana y de un ferroviario la norteamericana, ambas fueron niñas rebeldes, poco sociables, que tuvieron conflictos con sus compañeros de clase. A las dos las expulsaron del colegio a causa de sus dibujos demasiado explícitos. Fueron adolescentes promiscuas y siguieron siendo durante toda su vida mujeres sexualmente activas con cierta tendencia al sadomasoquismo. Las dos presumían de brujas y practicaban la magia ritual, diría que con más genuino interés Rosaleen. Tanto Cameron como Norton crearon pinturas y dibujos que causaron escándalo en su época y fueron acusadas de obscenas, por esa razón sus exposiciones fueron clausuradas y se les prohibió exhibir su obra, cayendo en el olvido durante años y siendo recuperada recientemente. Sin olvidar el notable parecido físico entre ellas, aunque más guapa sin duda Cameron.

La existencia de Rosaleen Norton se resume en la frase que pronunció al conocer la enfermedad que acabaría con su vida: “Vine a este mundo con valentía; saldré de él con ella”.