Algunos de los protagonistas del hallazgo, ya jubilados, lo comentan.
En marzo de 1974 había sequía en la provincia china de Shaanxi. Unos campesinos cavaban un pozo para obtener agua y poner en regadío unos campos cercanos al pueblo de Xiyang, a unos 35 km de la antigua capital Xian.
Uno de ellos, llamado Yang Zhifa, explica así lo que encontraron:
“1974 fue un año muy seco y el grano se estaba muriendo en los campos. Los líderes de nuestra aldea decidieron cavar un pozo, por lo que buscamos un lugar hondo y empezamos a cavar.
Encontramos que la tierra rojiza estaba muy dura a eso de un metro de profundidad. Al tercer día, saqué algo parecido a una vasija. En realidad, era la cabeza de un guerrero de terracota, pero no lo sabía en ese momento.
Otro vecino me dijo que excavara con cuidado para que pudiera llevarse a casa la ‘vasija’ para utilizarla como un recipiente.
Entonces, excavamos y sacamos el cuerpo, que era como una estatua de las que hay en los templos”.

Yang no volvió a ver a los guerreros de terracota durante los siguientes veinte años, hasta que le llamaron de la tienda del Museo de Guerreros y Caballos de Terracota y le propusieron firmar libros a los turistas. Entonces abandonó su labor de granjero y hoy, con 72 años, trabaja de 9 a 5 por un salario de mil yuanes, unos 147 dólares al mes, como una atracción más del museo, pregonada por los guías turísticos: “¡Este es el señor Yang Zhifa, el primero que descubrió los guerreros de terracota!”.



“Estoy cansado de firmar y de turistas ruidosos, y odio a los reporteros sensacionalistas”, dice Yang.
Otros tres agricultores que estaban entre los que cavaban el pozo hace 35 años, presentaron en 2003 una solicitud para que el museo emitiera un certificado confirmándolos como los descubridores del ejército de terracota: “El museo sólo dice en la introducción que los guerreros y caballos de terracota fueron descubiertos por los agricultores locales al cavar un pozo. Se deben agregar nuestros nombres”, explican.
Otra figura clave es la de Zhao Kangmin, que fue el primero en entender la importancia del descubrimiento y el verdadero valor de las piezas encontradas. También fue el primero en reconstruir algunas de las figuras. Hoy a los 74 años está jubilado de su cargo de curador del museo de Lintong. “Lo que quieren los granjeros es dinero”, dice, “Ver no significa descubrir. Los granjeros vieron los fragmentos de terracota, pero no sabían que eran piezas arqueológicas, incluso las rompieron. Fui yo quien evitó el daño, recogió las piezas y reconstruyó el primer guerrero de terracota.”

Zhao era el funcionario responsable de las reliquias culturales cuando se enteró de que habían aparecido un gran número de fragmentos de terracota. Corrió al lugar y quedó estupefacto al ver trozos de cabezas, cuerpos, brazos y piernas. Pidió a los granjeros que los recogieran, los cargó en tres camiones y los llevó al museo de Lintong.
Empezó el trabajo de reconstrucción de las estatuas, a partir de miles de piezas, algunas tan pequeñas como un dedo. Mientras llevaba a cabo esta tarea, un periodista de la agencia Xinhua realizó un reportaje que llamó la atención de las autoridades, las cuales enviaron un equipo arqueológico al lugar.
Cuando el arqueólogo Yuan Zhongyi fue enviado a Lintong, no podía sospechar que pasaría allí los siguientes treinta años de su vida. Su jefe le había dicho que seguramente el trabajo no duraría más de una semana.
Yuan, de 77 años, vive retirado de su cargo de curador del Museo de Guerreros y Caballos de Terracota.
«Primero excavamos alrededor del área que habían perforado los granjeros y encontramos que el sitio con restos era muchísimo mayor de lo esperado. Tardamos medio año en localizar los límites del sitio, que se extendía 14 km cuadrados. Según esto, estimamos que habría unos 6.000 guerreros enterrados en la fosa. Estábamos muy emocionados porque nunca se había encontrado una fosa funeraria así en todo el mundo.»
La segunda fosa que se encontró era de menor tamaño, la mitad de la primera, pero sus estatuas, policromadas, estaban en mejor estado de conservación.
Para proteger el medio ambiente en toda la zona que rodea al mausoleo de Qin Shihuang, cerca de 500 personas fueron trasladadas, entre 2003 y 2005, desde sus casas a una nueva aldea.
Siete familias de la aldea tienen sus propias fábricas y almacenes de producción y venta de réplicas de guerreros y caballos de terracota y otras 38 familias han abierto restaurantes y hoteles de turismo rural. Alrededor de la mitad de los aldeanos venden recuerdos.
Hay un dicho popular entre los habitantes de la zona: “No olvides que el Partido Comunista nos trajo la libertad. No olvides que Qin Shi Huang nos hizo prósperos”.


Existe la creencia de que el primer emperador chino enterró con él su fabuloso tesoro. En 2005 se detectaron, mediante prospección magnética, monedas bajo el Mausoleo de Qin Shi Huang, que podrían pertenecer al tesoro, pero los expertos no desean excavar debido a que, con las técnicas actuales, no garantizan la integridad de las piezas.
Qin Shi Huang se mudó a su palacio subterráneo a la edad de 49 años después de gobernar durante 15 años y de dedicar cerca de 38 años a construir su propio mausoleo, que tiene unos 2,13 kilómetros cuadrados de ancho en su parte central y cubre cerca de 60 kilómetros cuadrados, en la provincia de Shaanxi, al noroeste de China.
El último hallazgo, comunicado hace unos días, consiste en la aparición de algunas estatuas de guerreros sin barba, que se supone representan a jóvenes de unos 17 años, edad mínima para ser reclutados. En la antigua China todos los hombres llevaban barba y era una seña de identidad de tal categoría, que una de las condenas que a veces se aplicaba a los delincuentes era ser afeitados.
Los verdaderos colores de los guerreros de terracota
Las últimas figuras de guerreros de terracota desenterradas en el mausoleo del primer emperador chino han podido ser conservadas por vez primera con sus colores originales. Se han encontraron algunas pintadas en rosa, rojo, blanco y lila.

Gracias a la tecnología desarrollada en cooperación con un instituto alemán, los técnicos han sido capaces de conservar las piezas en sus colores originales, algo que era impensable en las excavaciones anteriores.
La primera campaña de excavaciones, que duró desde 1978 hasta 1984, dio como resultado el descubrimiento de 1.087 figuras de arcilla de guerreros en tamaño natural. Sin embargo, después de ser expuestas al aire, todas perdieron su color rápidamente y se volvieron grisáceas y oxidadas. Como las estatuas se limpiaban en el mismo lugar, la pintura expuesta al aire se secaba y se desprendía debido a la pérdida de agua.


Una segunda excavación se inició en 1985, pero se detuvo un año después debido a razones técnicas.
Los guerreros de terracota en miniatura
Los arqueólogos han encontrado dos figuritas de terracota de hace 2.500 años que podrían haber servido de modelo para la fabricación de las estatuas enterradas con Qin Shihuandi, el primer emperador de China.

Las figuritas tienen una altura de unos 10 cm y fueron fabricadas en Qin, el estado más importante de los existentes en la China anterior a la unificación del imperio (221 aC). Fueron encontradas en las ruinas de Yongcheng, al noroeste de la provincia de Shaanxi, en las ruinas de un taller.
Dicen algunos expertos que las figuritas podrían ser las formas originales del diseño usado para fabricar el ejército de terracota, formado por 8.000 estatuas de tamaño natural, de los soldados que rodean la tumba del emperador Qin Shihuandi. Viendo los toscas que son las figuras parece una afirmación cuanto menos aventurada.
Voy a recordarles algunas de las anécdotas curiosas sobre los guerreros.
El falso guerrero de terracota
Un estudiante alemán tuvo la ocurrencia de disfrazarse de guerrero de terracota y posar inmóvil al lado de las estatuas. Permaneció varios minutos confundido con los auténticos guerreros antes de ser detectado por la policía, que le confiscó su disfraz y le envió de vuelta sin cargos a Hangzhou, ciudad en la que estudia.


Los guerreros de terracota y los turistas ciegos
Un grupo de turistas invidentes japoneses logró lo que casi nadie ha conseguido, tocar los Guerreros de Terracota de Xian (el más preciado tesoro arqueológico de China), aunque con ello han desatado cierta polémica entre defensores del patrimonio cultural chino.

Los turistas solicitaron permiso al gobierno de la provincia de Shaanxi, que teniendo en cuenta las especiales circunstancias autorizó al grupo a bajar a la fosa donde se encuentran los guerreros y palparlos, algo que para el resto de viajeros está estrictamente prohibido.
Las guerreras de terracota
Una escultora noruega llamada Marian Heyerdahl, hija del famoso viajero Thor Heyerdahl, ha fabricado un ejército femenino siguiendo la estética del original masculino creado por el primer emperador.
Igual que sucede con el ejército masculino, cada una de las guerreras tiene un rostro y atuendo diferente. Para más gracia, algunas de las figuras están embarazadas.


En la tercera entrega de la serie de largometrajes La Momia, los guerreros de terracota cobran vida, se levantan de sus tumbas y siguen a la momia de Qin Shi Huang. La película es muy mala.
Vía: China Daily, Xinhuanet