Los restos de un jefe escita regresan a su tumba para evitar una “maldición”.
En 1969 los arqueólogos descubrieron en Issyk Kurgan (Kazajistán) los restos del que fue llamado Hombre de Oro, un antiguo guerrero escita (siglos IV-III aC) que fue enterrado con su preciosa armadura y con cerca de cuatro mil adornos de oro.
En 2003, otra expedición arqueológica desenterró un túmulo en el valle de Shiliktinskaya, también en Kazajistán, y encontró otro “hombre de oro”, probablemente un jefe de la tribu saka, nómadas escitas que habitaron la región hace más de dos mil años.
Pero no todos los “hombres de oro” tienen la misma fortuna. Mientras el que se encontró en 1969 pasó a convertirse en un símbolo de Kazajistán, el jefe del valle de Shiliktinskaya ha sido culpado de atraer una maldición parecida a la que supuestamente acompaña a los faraones egipcios.

Desde que el túmulo fue excavado, la región ha sufrido devastadoras inundaciones, largos períodos de sequía, pérdida masiva de ganado y un aumento en el nacimiento de niños con problemas de aprendizaje. La población local asegura que desde que se desenterró el “hombre de oro” han tenido las peores nevadas y tormentas. Los ancianos dicen que “el clima se ha vuelto del revés”.
Los científicos han explicado que los problemas de la región se deben al cambio climático y no a una maldición escita. Pero finalmente han tenido que ceder y hace unos días, por orden del ministro de Cultura de Kazajistán, los restos del “hombre de oro” a vuelto a su tumba en el valle de Shiliktinskaya. Esperemos que esto devuelva la tranquilidad a los kazajos.
Vía: Ria Novosti