Ni fu ni fa, ni chicha ni limoná.
Estuve hace unos días en la Expo y no sé qué comentar, porque no quiero ser muy duro, pero tampoco puedo hacer grandes alabanzas de lo que vi.
Hay muchísimas chorradas y alguna cosa curiosa, ingeniosa, como la gota de agua gigante. Pero algo realmente bueno, para mi gusto no, la verdad.
Para quien le vaya la arquitectura moderna, hay edificios muy interesantes, como el pabellón puente o la torre del agua.
También hay que tener ojo y acertar con los pabellones interesantes. Yo vi el de Aragón (bastante buenos los audiovisuales), el de Africa Subsahariana (bien, si a uno le gusta la folklorada africana, como a mí), el de China (decepcionante, de una futura gran potencia cabía esperar más) y el de Marruecos, bastante majete. Había cola para entrar al de Kuwait, que al parecer está gustando mucho. Tampoco me dio tiempo a ver el de Japón, pero por fuera el edificio es muy llamativo, con cascadas en la fachada.
Luego está el ‘agua extrema’ que es una especie de cine con una pantalla donde proyectan tormentas, mientras te agitan en el asiento, sopla el viento y te echan agua encima (te dan un chubasquero), que resulta gracioso, como de parque de atracciones.
Hay un teleférico al que no subí, pero supongo que debe tener muy buena vista.
Un aviso importante para quien vaya a ir: es imprescindible sombrero y gafas de sol, porque hay poca sombra.