Antigua ciudad romana en peligro por la guerra.
De nuevo, la guerra. Como siempre, por el petróleo; pero con hipócritas justificaciones que hacen referencia a los derechos humanos. Como siempre, los de arriba administran la muerte y a otros, a los de abajo, les toca morir. Como siempre, destrucción de vidas humanas, pero también riesgo para las obras que son patrimonio de toda la Humanidad.
En Irak tuvimos que lamentar, entre otras muchas, la destrucción de la cúpula dorada y daños al minarete de Samarra, además de los saqueos en el Museo Nacional de Bagdad.
Hoy le toca a Libia. A unos cien kilómetros de la bombardeada Trípoli se encuentra la antigua ciudad romana de Lepcis Magna o, como también se la ha denominado, Leptis Magna.
“Fundaron esta ciudad los sidonios, que, según nuestras noticias, fugitivos a consecuencia de discordias civiles, llegaron navegando a aquellos lugares: está situada entre las dos Sirtes, que recibieron nombre de su propia naturaleza. Hay, en efecto, dos golfos casi en lo último de África, diferentes en tamaño, pero parecidos por sus condiciones. La parte de ellos próxima a tierra es muy profunda: el resto, al azar, profundo en parte y en parte vadoso, según los temporales: porque cuando empieza el mar a engrosar y a enfurecerse con los vientos, las olas arrastran allí légamo, arena y grandes bloques de piedra: así cambia con los aires el aspecto de aquellos lugares, y por este arrastre, se llamaron Sirtes.”



El texto anterior, de la Guerra de Yugurta, cuenta los orígenes de Lepcis Magna según Salustio. Los llamados por el historiador ‘sidonios’ no son otros que los fenicios que se establecieron en el norte de Africa hacia el siglo IX aC. De esta primera fundación de Lepcis se han hallado escasos restos, que no permiten hacerse una idea, ni siquiera aproximada, de cómo fue la ciudad antes del siglo II aC.
Lepcis, tras pertenecer al reino de Numidia y a Cartago, pasó a poder de Roma y posteriormente se integró en la provincia de Africa del Imperio Romano.
A partir del año 193, con la llegada del emperador Septimio Severo, que había nacido en Leptis, la ciudad se convirtió en una de las principales del África romana, con 100.000 habitantes y gran actividad comercial. De esta época son la mayoría de los restos que hoy se conservan.



En el siglo IV estuvo en manos de los bizantinos, luego de los vándalos y de los árabes. En el siglo XII quedó deshabitada. Se sabe que en los siglos XVII y XVIII, franceses y británicos se llevaron mármoles que acabaron en el palacio de Versalles y en el parque del castillo de Windsor. Como tantas otras ciudades de la antigüedad, Lepcis Magna cayó en el olvido hasta ser descubierta por los modernos arqueólogos a inicios del siglo XX.
En el año 2000 se descubrieron cinco mosaicos, de casi diez metros de largo en total, originarios de los siglos I y II.
En 1982 fue incluida en la lista del Patrimonio Mundial de Unesco por presentar un desarrollo urbanístico único y por su importante papel en el movimiento de retorno a la antigüedad y la elaboración de la estética neo-clásica.