Unos desconocidos dinamitaron la parte superior del minarete.
El minarete helicoidal Al Malwiya (la espiral) de la gran mezquita de Samarra data del siglo IX y fue mandado erigir por el califa abasí Al Mutawakil. Su construcción se supone inspirada en el zigurat de la antigua Babilonia, que a su vez suele identificarse con la bíblica torre de Babel.
Los zigurats de la antigua Mesopotamia tenían como función ser la vivienda de los dioses. Gracias al zigurat los dioses podían estar cerca de la humanidad. Solamente los sacerdotes podían entrar en ellos y era responsabilidad suya cuidar a los dioses y atender sus necesidades. El zigurat simboliza el puente entre el cielo y la tierra. Representa el eje cósmico, que une las tres regiones: cielo, tierra e infierno. Construido en siete niveles, el zigurat representa los siete cielos y los siete planos de la existencia.

La torre de Samarra se edificó en el año 852 para ser el minarete de la gran mezquita, es decir, con una función religiosa: llamar a los fieles islámicos a la oración. La mezquita de Samarra era entonces la más grande del mundo, aunque hoy se encuentra totalmente en ruinas. El minarete se construyó con las dimensiones adecuadas para que el califa pudiera subir hasta lo más alto montado en burro. Su altura es de unos 52 metros. Una visita la torre de la famosa mezquita de Samarra es una tradición para los iraquíes luego de las oraciones del Viernes.

Foto: AP Photo/Hameed Rasheed
Unos desconocidos dinamitaron durante la madrugada del viernes la parte superior del minarete. La torre había sido utilizada por las tropas estadounidenses como observatorio militar. Dos hombres colocaron los explosivos en la cúspide del minarete y, tras descender de la torre, los hicieron estallar, provocando importantes daños en el monumento. Hasta hace apenas dos semanas, la gran mezquita estaba bajo la custodia de las tropas estadounidenses. En el minarete había apostados varios francotiradores, protegidos con sacos terreros. Hace un año el minarete ya había sufrido desperfectos como consecuencia del impacto de un proyectil de mortero.
Los daños al patrimonio cultural de Irak desde el comienzo de la guerra podrían alcanzar ya un valor incalculable.
