Castillos del desierto de Jordania

En el nordeste de Jordania se extiende un desierto de arena que llega hasta Irak y Arabia Saudí. A pesar de ser una región inhóspita, ha estado habitada desde el Paleolítico, como lo prueba el descubrimiento de hachas de piedra. Pero los restos más notables pertenecen a los palacios construidos por los califas de la dinastía Omeya, durante los siglos VII y VIII. Son los denominados castillos del desierto, que jalonaban la antigua ruta de caravanas entre Damasco y Jericó.

Quseir Amra

Quseir Amra es uno de los denominados ‘castillos del desierto’, conjunto de unos veinte edificios situados en la región desértica al nordeste de Jordania. Fue construido a principios del siglo VIII por el califa omeya Walid I.

Del castillo original solo se conserva un edificio que fue alojamiento real y que estuvo decorado con frescos con escenas de caza, mujeres desnudas y, encima de la sala de baño, una precisa representación del zodiaco. Aparecen también seis monarcas de la época, entre ellos Rodrigo, último rey visigodo de España, que reinó entre 710 y 712.

Quseir Amra permaneció abandonado durante siglos y fue redescubierto por el explorador y antropólogo checo Alois Musil en 1898.

A finales de 1970 un equipo español restauró los frescos. Sin embargo, en los últimos años han sido víctima de excavaciones de aficionados, ocupación del edificio por nómadas beduinos que encendieron fuego en el interior, filtraciones de agua por grietas en la estructura, anidamiento de aves y actos de vandalismo, como pintadas con graffitis. A lo largo de los próximos meses se trabajará de nuevo para estabilizar y conservar los frescos.

El castillo fue incluido en la lista del Patrimonio Mundial de Unesco en 1985.

Qasr Al Azraq

Qasr Al Azraq es otro de los castillos. La primera edificación del lugar se cree que fue construida por los romanos alrededor de 300 dC, durante el gobierno de Diocleciano. La estructura también fue utilizada por bizantinos y omeyas. En 1237 fue remodelada por los mamelucos. En el siglo XVI los otomanos mantuvieron allí una guarnición y Lawrence de Arabia hizo de la fortaleza su cuartel general durante la campaña militar del invierno de 1917.

El castillo es de planta casi cuadrada, con muros de 80 metros de largo alrededor de un patio central, en cuyo centro hay una pequeña mezquita y un pozo. Cuenta con una torre rectangular en cada esquina. Cerca de la entrada principal pueden verse tallados en el suelo los restos de un juego de mesa romano.

Qasr Kharana

Qasr Kharana o al-Harraneh es el más imponente y mejor conservado de los castillos del desierto de Jordania. Una inscripción en una habitación del segundo piso fecha su construcción en el año 711. El nombre deriva de harra, que hace referencia a las extensiones de grava de los alrededores.

Qasr Kharana constituye un enigma para arqueólogos e historiadores. Algunos expertos creen que fue una fortaleza defensiva: con sus altos muros, saeteras, varias torres y la planta cuadrada característica de una fortaleza romana, Kharana tiene todo el aspecto de un castillo militar. Sin embargo, las torres no son lo suficientemente grandes como para haber constituido defensas eficaces y más parece que fueran construidas para reforzar las paredes. Las saeteras parecen también de adorno, por ser demasiado estrechas en el interior como para permitir suficiente visibilidad a los arqueros y muy poco numerosas para haber tenido un uso militar.

Otros sostienen que fue un caravasar, es decir, un lugar de descanso para caravanas de camellos. Sin embargo, a pesar de tener la apariencia de un caravasar, Kharana no se encuentra en una ruta comercial importante y no hay estructuras para almacenamiento de agua.

Otra teoría es que sirvió de lugar de reunión de los gobernantes omeyas para discutir asuntos de estado, pero no se explica por qué eligieron un lugar aislado y por qué lo fortificaron.

La presencia de inscripciones en griego alrededor del marco de la entrada principal sugiere que el castillo fue construido en el mismo lugar donde antes se alzaba una construcción romana o bizantina.