Sobre Dominique Vivant, Barón de Denon (1747, Chalon-sur-Saône-1825, París) dice la Wikipedia:
Fue artista, dibujante y grabador, escritor, diplomático, viajero, coleccionista de arte, y está considerado como gran precursor de la museología, la historia del arte y la egiptología; también fue el primer director del Musée central de la République, futuro Museo del Louvre.
Lo que no dice la Wiki -pero sí egipto.com– es que además era un pájaro de cuenta: juerguista, vividor y mujeriego, lo que una vez más demuestra que ser un intelectual no está reñido con vivir a tope y ejemplos de ello hay para dar y tomar.
Sabía desenvolverse en la vida: aristócrata y protegido de los reyes Luis XV y Luis XVI, se las arregló no sólo para escapar a la guillotina, sino para ganarse las simpatías de los revolucionarios y más tarde de Josefina, la esposa de Napoleón.


Vivant Denon fue autor de obras eróticas, tanto en la literatura como en el dibujo. Escribió un cuento titulado Le point de lendemain (Sin mañana, 1777). Se dice que fue por una apuesta y que tardó sólo 24 horas en terminarlo, a pesar de lo cual, hoy se considera una de las obras maestras de la literatura erótica del siglo XVIII.
En 1798 parte con el ejército napoleónico que intervendrá en la campaña de Egipto. Acompaña a las tropas y se dedica a dibujar todo lo que ve, incluso cuando las balas silban a su alrededor en el fragor de la batalla. Tebas, Edfu, Asuán y la isla Elefantina, entre otros lugares, quedan registrados por su pluma. En total realizó entre 35 y 40.000 dibujos.
Al volver de Egipto reunió varias de sus láminas, redactó unas notas y las publicó con el título de Voyage dans la Basse et Haute Egypte (Viaje al Alto y Bajo Egipto, 1802), convirtiéndose esta obra en referencia para futuros viajes a aquel país y en el embrión de la célebre Description de l’Égypte (1809-1813), obra en 24 volúmenes en la que se reúnen las observaciones de los sabios que acompañaron a Bonaparte, y considerada el acta fundacional de la egiptología.


Vivant Denon acompañó a Napoleón en varias campañas e hizo acopio de cuanto objeto de valor artístico se cruzó en su camino, pero tras la derrota de Waterloo, se vio obligado a restituir la mayor parte.
Murió en París en 1825 con setenta y ocho años de edad y apuesto a que dejó este mundo muy feliz después de haber llevado una vida interesantísima.