Peter Matthiessen: El leopardo de las nieves

«Un hombre sale de viaje y es otro quien regresa.»

En 1973 el escritor y guionista de cine Peter Matthiessen (Nueva York, 1927) se fue a recorrer el Himalaya en compañía del biólogo George Schaller. El objetivo de éste era encontrar al bharal o cordero azul. Pero Matthiessen aspiraba a poder contemplar al más huidizo de los animales que existen: el leopardo de las nieves, casi imposible de ver debido a su hábitat recóndito y porque apenas quedan cinco mil ejemplares de la especie.

«Cuando comas, come; cuando duermas, duerme.»

Considero El leopardo de las nieves (Siruela, 1992) como uno de los libros más bellos que he leído (no es una opinión del momento, ya que lo leí por primera vez hace bastantes años). Narra un viaje, pero no es un libro de viajes al uso; no es tampoco una novela, ya que cuenta hechos reales; no es un ensayo, aunque contiene abundantes elementos para la reflexión magistralmente intercalados en la historia, sin interrumpirla ni aburrir jamás. La escritura de Matthiessen es limpia como el aire de las altas montañas por las que camina el autor.

«Todos los picos están cubiertos de nieve ¿por qué ese no?»

Matthiessen ha perdido a su esposa a causa del cáncer un año antes y esa muerte es el telón de fondo en el que se inscribe el viaje. Durante 400 km, primero alrededor del Annapurna y luego en la Tierra de Dolpo, en la altiplanicie tibetana, Matthiessen describe los paisajes que rodean a la Montaña de Cristal, cuenta historias relacionadas con los lugares que cruza, reflexiona sobre las enseñanzas del budismo y sobre pasadas experiencias de su propia vida. Todo ello con la ligereza de un maestro zen. El paisaje exterior en armonía con el paisaje interior.

Adivinen quién es éste. Foto: Aaron Logan

Del leopardo… sólo unas huellas en la nieve, unos arañazos en la corteza de un árbol, una presencia de pupilas verticales. George Schaller dice: «Hemos visto tanto que quizá sea mejor que nos queden por ver algunas cosas«.

Y el propio Matthiessen, dialogando consigo mismo:

-¿Has visto el leopardo de las nieves?
-¡No!
-¿No es maravilloso?

Puro zen.