Un recuerdo para una de las grandes cantantes del folk británico.
Veintisiete años después de su muerte, los aficionados al folk-rock inglés no han olvidado a Sandy Denny. No podía ser de otra forma, ya que aún hoy sigue siendo considerada como la mejor voz femenina que ha dado este estilo musical, siempre con permiso de las otras dos grandes: Maddy Prior (Steeleye Span) y Jacqui McShee (Pentangle). Este mes se reeditan en el Reino Unido los cuatro álbumes en solitario de Sandy Denny.
Alexandra Denny nació en Wimbledon (Londres) en 1947 y estudió en el Art College de Kesington, junto a tres grandes guitarristas: Eric Clapton, Jimmy Page y John Renbourn. Formó parte del grupo Strawbs, con el que grabó un solo álbum y se incorporó a Fairport Convention, la gran banda de folk-rock británico de los años 70, con la que desarrollaría la etapa más célebre de su carrera musical. Más adelante Sandy Denny formó el grupo Fotheringay, con el que grabaría un álbum, antes de decidirse a cantar en solitario.
Pero Sandy era uno de esos espíritus de cristal, que se quiebran con un soplido. Una mujer insegura, a pesar de su indiscutible talento como compositora y su voz excepcional. Dicen que su autoestima se vino abajo por una reseña aparecida en Melody Maker en la que la calificaban de plump (gordita).
“Tenía ese talento asombroso, esa voz increíble, pero quería ser siempre bella y atractiva” dice su gran amiga Linda Thompson “¡Y lo era! Pero ella no creía que lo fuese, porque no era una belleza convencional de la época. Eran los 60, donde todo el mundo estaba delgadísimo. Ella seguía esas estúpidas dietas (todos tomábamos píldoras y Dios sabe qué) y adelgazó, pero enseguida volvió a engordar y nunca estuvo satisfecha. Era ridículo: todos la adorábamos y ella se despreciaba a sí misma. Pero la gente decía algunas cosas increíbles, como “su dulce y rechoncha cara”, creo que esto le hacía mucho daño por dentro. Pero también ella acababa saliendo con los hombres más interesantes, siempre y cuando tuvieran cerebro. Porque no sólo era atractiva, sino inteligente y con talento.”
Sandy grabó cuatro discos en solitario y diversas colaboraciones con otros intérpretes, entre las que destaca su intervención como vocalista, al lado de Robert Plant, en el tema The Battle of Evermore, contenido en uno de los mejores álbumes de rock de todos los tiempos: Led Zeppelin IV o El leñador. Sin embargo, el éxito comercial la eludió constantemente.
“Creo que nunca vivió de verdad a gusto” dice Ashley Hutchings (bajista de Fairport Convention) “Era un alma inquieta. Y muy nerviosa: nerviosa por las actuaciones, nerviosa por tener que viajar, particularmente en avión. Necesitaba la ayuda de la bebida y de las drogas. Y necesitaba gente alrededor de ella, en quien pudiera confiar y amar, que la animara; que le dijera lo buena que era ella. La pregunta, por supuesto, es ¿cómo podía ser tan insegura cuando tenía tanto talento? Pero así era.”
En 1977, Sandy se quedó embarazada (su marido era el músico australiano Trevor Lucas), lo que causó inquietud entre sus amigos, que sabían que bebía mucho y tomaba drogas. El bebé, una niña, nació prematuramente. En marzo de 1978, Sandy se cayó por las escaleras. Para calmar sus dolores, los médicos le recetaron un fuerte analgésico incompatible con el alcohol. Un mes después Sandy Denny entraba en coma y moría de una hemorragia cerebral a los treinta y un años.