En el siglo V Nestorio, patriarca de Constantinopla, difundió la idea de la doble personalidad de Jesucristo, divina y humana, lo que en el Concilio de Éfeso (431) le valió la consideración de hereje, el cese en su cargo y el exilio en Oriente. Había nacido el nestorianismo, religión que entre los siglos V y XIV se extendió por Asia a través principalmente de la Ruta de la Seda.
Los nestorianos, también llamados cristianos asirios, tuvieron la habilidad de pactar con los persas sasánidas, enemigos del Imperio Romano de Oriente. Los persas fueron derrotados por los bizantinos en 628 y poco después, a partir de 633, comenzaron las invasiones árabes.
Pero la religión nestoriana se había extendido ya imparable hacia el este, alcanzando Turkestán, Mongolia, Xinjiang, Tíbet, China e India. Samarcanda fue obispado nestoriano en los siglos VI y VII. Sabemos, por la Estela de Siganfú, que en 635 un monje llamado Alopen llegó a China y fundó un monasterio en Changán (Xian). Entre los consejeros de Gengis Khan se encontraban varios nestorianos. En el siglo IX se contabilizan 245 diócesis entre El Cairo y Pekín.
Los nestorianos, que se revelan como grandes diplomáticos, establecieron buenas relaciones con todos los pueblos y, en particular, fueron respetados por los musulmanes, hasta el punto de que llegaron a establecer diócesis en la misma península de Arabia. Se considera que los nestorianos transmitieron a los musulmanes el conocimiento del mundo clásico
Durante el reinado de Kublai Khan, cuya madre era una cristiana nestoriana, esta religión conoce su época de mayor auge. En los siglos XI y XIII se detecta la presencia de nestorianos en lugares como Sri Lanka, Tailandia, Malasia e Indonesia. Cuando los portugueses llegan a la India en 1498 se encuentran con la sorpresa de que hay cristianos.
El retroceso de la iglesia nestoriana comienza con la decadencia del imperio mongol, con la llegada a China de la dinastía Ming -intransigente con las religiones que no fueran de origen autóctono- y con la aparición de corrientes islámicas menos tolerantes.

Esta historia nos la cuenta Julio González-Alcalde (Doctor en Geografía e Historia y conservador en el Museo Nacional de Antropología) en El cristianismo nestoriano en Asia y la Ruta de la Seda, un pequeño ensayo editado por la Librería Argentina, de 77 páginas extraordinariamente amenas que encantarán a los aficionados a estos temas.