Brujas, sapos y aquelarres

Una historia de las mujeres brujas por Pilar Pedraza.

“En nuestros días, en pleno capitalismo triunfante y global, hablar de brujería es una cuestión arqueológica y así lo he entendido yo al escribir este pequeño ensayo” (Pilar Pedraza)

En el epílogo, la autora afirma no haber adoptado en este repaso histórico al fenómeno de la brujería un punto de vista explícitamente feminista, pero es evidente que aborda su estudio de las brujas en cuanto a su condición de mujeres y no de personas a las que se atribuyen poderes mágicos (también han existido brujos y en este libro casi no se mencionan). En consecuencia, hay que decir que estamos ante un libro que no trata de brujería, sino, tal como indica su título, de mujeres brujas, lo que tampoco está mal ni mucho menos.

Dicho esto, Brujas, sapos y aquelarres, comienza su recorrido con Hécate, la diosa de la hechicería, sigue por la Edad Antigua y el mundo cristiano y sus inquisiciones, y termina en sus manifestaciones modernas, como la Wicca, con numerosas referencias al cine y algunas al arte y la literatura. Se trata de una descripción y análisis de las características del fenómeno en cada época, sin entrar en detalles psicológicos o antropológicos.

El mejor capítulo -que representa bien el carácter general de la obra- es el dedicado a la bruja en su condición de mujer libre, no sometida al rol femenino impuesto por la sociedad:

“Para las feministas del siglo XX, la bruja es por lo general una figura simpática, la imagen de la mujer emancipada, que no vive para su familia sino para la colectividad a través de la sanación, la ayuda para parir y abortar, el trabajo cerca de la naturaleza y el arte, que no practica la religión ni cree en dios, y que acaba asada en la hoguera por un poder tiránico.”

Son interesantes también los capítulos Brujería erótica y de salón y su contrapunto, el dedicado a la “brujas viejas”, las tradicionales brujas feas de los cuentos y las que representó Goya en sus célebres grabados.

Me sobra el capítulo sobre Juana de Arco, que ni fue bruja ni pretendió serlo, aunque la quemaran, por razones políticas, acusándola de ello.

Brujas, sapos y aquelarres (Valdemar, 2014)