Los dirigibles

Durante medio siglo el dirigible fue el único aparato volador utilizado por el hombre.

Dirigible USS Los Angeles, de EE.UU. (1931) Foto: U.S. Navy

Se considera que el primer dirigible propiamente dicho fue el construido en el año 1852 por Henri Giffard, un operario del ferrocarril que se hizo célebre por su invento y después se quedó ciego y se suicidó. El “Giffard I” medía 44 metros de largo, el globo estaba lleno de gas de carbón y de una viga situada debajo colgaba una barquilla con el motor de vapor y una hélice. Como timón utilizaba una vela. En su primer vuelo llegó a recorrer casi 26 kilómetros, a una velocidad media de 8 km/h.

Durante más de cincuenta años fue el único aparato volador utilizado en la práctica, ya que los variados y toscos modelos de aviones construidos no llegaron a adquirir importancia. En 1894, el brasileño Alberto Santos-Dumont aplicó por primera vez al dirigible un motor de explosión (el mismo que previamente había incorporado a un triciclo). En 1898 construyó el primer dirigible moderno, con el globo de hidrógeno, impulsado por un motor de explosión de dos cilindros y con timones de dirección. En 1901, un modelo más avanzado permitió a Santos-Dumont cubrir la distancia entre París y Saint Cloud a una velocidad máxima de 70 km/h.

Dirigible de Giffard. Foto: Wikipedia.
Dirigible de Santos-Dumont. Foto: Wikipedia.

En esa época empezó el debate entre los partidarios del dirigible y los del aeroplano. Para los segundos, el dirigible tenía como defectos su gran tamaño, que exigía cobertizos de excesivas dimensiones y mástiles de amarre altísimos; era demasiado sensible a los elementos; y además era muy peligroso por la inflamabilidad del hidrógeno. Los defensores del dirigible argumentaban que los gastos de explotación eran notablemente inferiores a los del aeroplano; transportaba más pasajeros y con más comodidad (a bordo había cabinas, dormitorios y hasta salón restaurante), disponía de una autonomía mucho mayor que la del avión (hasta 20.000 kilómetros), podía ir marcha atrás y, sobre todo, si se detenían los motores, se mantenía flotando en el aire.

Otro personaje fundamental en la historia del dirigible fue el alemán Ferdinand von Zeppelin, que descubrió la verdadera solución para dar al dirigible su forma definitiva y moderna: proveerlo de una estructura rígida. El llamado zepelín, en lugar de estar formado por una simple envoltura inflada, tenía un armazón de metal que le daba forma y consistencia. Por la parte exterior este esqueleto estaba recubierto por una lona barnizada y en el interior contenía varias enormes cámaras llenas de hidrógeno. En la parte de abajo llevaba la barquilla para los pasajeros y los motores.

Dirigible saliendo de un hangar flotante (1908). Foto: Library of Congress, Wikipedia.
El primer Zeppelin sobre el lago Constanza. Foto: Wikipedia.

El 3 de julio del año 1900 el primer enorme zepelín, de 124 metros de largo, realizaba el viaje inaugural sobre el lago Constanza. Mientras tanto, en 1903 los hermanos Wright hacían volar el primer avión. En los años siguientes el aeroplano se fue perfeccionando.

Durante la Primera Guerra Mundial se emplearon más de un centenar de dirigibles por el ejército y la marina de Alemania, tanto en misiones de reconocimiento como para bombardeos aéreos. Sin embargo, su lentitud, su tamaño y su fragilidad les hacía muy vulnerables a la artillería antiaérea, por lo que dejaron de emplearse después del fracaso de un ataque sobre Londres en 1917.

Zepelin derribado en Inglaterra (1916). Foto: Wikipedia.
El Norge camino del Polo Norte (1926). Foto: Wikipedia.
El dirigible USS Los Angeles sobrevolando Manhattan (1930). Foto: U.S. Naval Historical Center, Wikipedia.

Al acabar la contienda, comenzó para el dirigible una carrera de records. En julio de 1919 el dirigible inglés R34 realizó la primera travesía aérea, ida y vuelta, del océano Atlántico. En 1926 el Norge voló sobre el polo norte. En 1928 una compañía alemana inició un servicio regular trasatlántico, cuyo primer vuelo fue realizado por el Graf Zeppelin, un aparato de 236 metros de largo, que hizo la travesía desde Alemania hasta Nueva York en 110 horas, con 55 personas a bordo. Al año siguiente el mismo Graf Zeppelin dio la primera vuelta al mundo con 54 personas a bordo y tardó 22 días.

Mientras tanto, el aeroplano iba adquiriendo mayor desarrollo. Los aviones eran capaces de trasportar de diez a quince pasajeros, a velocidad superior a la del dirigible. Entre los años 1923 y 1931 algunos dirigibles cayeron y se incendiaron, causando la muerte a un total de más de 300 personas. Ello a pesar de que desde el año 1923 se había eliminado una de las causas de los accidentes, sustituyendo el muy inflamable hidrógeno por el helio, que no lo es.

El Hindenburg se estrella en Nueva York (1937). Foto: US NAVY, Wikipedia.

Estados Unidos y Alemania habían fabricado colosales dirigibles de más de 240 metros de longitud. Pero el dirigible no podía seguir compitiendo con aviones que realizaban vuelos regulares trasatlánticos. El fin de la era del dirigible sobrevino súbitamente el 6 de mayo de 1937. En Lakehurst, no lejos de nueva York, el dirigible alemán Hindenburg se disponía a amarrar en el mástil, después de haber realizado la travesía del atlántico, cuando, por causas que quedaron rodeadas de misterio, se incendió. En pocos segundos se fue a tierra envuelto en llamas. Treinta y seis personas murieron abrasadas. Los radioyentes, horrorizados, pudieron escuchar la narración de la tragedia. El accidente fue grabado por fotógrafos y operadores cinematográficos y, en pocas horas, fotos y películas de la tragedia dieron la vuelta al mundo. El desastre del Hindenburg impresionó a todos y con él se cerró la era del dirigible como medio de transporte de pasajeros.

El Zeppelin L20 caído en las costas noruegas (1016). Foto: Jean-Pierre Lauwers, Wikipedia.