Roland Emmerich nos trae la madre de todas las catástrofes y de todos los efectos especiales.
Tal como estaba evolucionando el cine esto se veía venir desde hacía tiempo; al fin lo han logrado: una película que es puros efectos especiales. Sin tema que tratar, sin argumento y casi sin historia: acción y efectos especiales ciento por ciento en un compendio de todas las pelis de catástrofes que conocemos.
¿Estoy diciendo que 2012 es una mala película? No. Es entretenida. Cine de palomitas, que diría mi admirada Tormento. Hasta el punto de que, siguiendo su magisterio y después de lo dicho en el primer párrafo, sólo me queda contarles que la sala estaba casi llena, la señora de al lado ha llorado en la escena final, las palomitas estaban algo sosas y la cocacola se ha calentado demasiado rápido.
Por cierto, los mayas no pintan nada en la película y son utilizados únicamente con fines publicitarios.