Marcin Cienski

Pintor polaco expone en el Reino Unido (2009).

El pintor polaco Marcin Cienski, nacido en Cracovia y residente en Berlín, opina que los artistas son como demiurgos, personajes que crean mundos alternativos sin razón o justificación. De acuerdo con eso, sus propios cuadros juegan con la tensión entre el deseo de saber del público y la inclinación del artista por lo que sus pinturas deben ser.

Do not talk about it (2005).

Cienski se resiste a ofrecer explicaciones personales acerca de su trabajo. En lugar de ello, quiere que cada pintura funcione como una idea, que cada una forme parte de una historia más amplia que haya de ser completada por el espectador:

“No creo que conocer la razón del artista para pintar una escena ayude al espectador a entenderla. Por el contrario, creo que el análisis de todos los elementos que impulsan al artista a pintar un determinado tema impide al espectador ver la pintura como es en realidad. Es como analizar un poema y tratar de parafrasearlo. Convierte la obra del autor en algo sin sentido. El impulso de pintar es algo íntimo y su medio es la pintura, no la literatura. Una pintura debe ser contemplada y no explicada por el pintor. No debe significar sino ser. Puede ser comentada por otros, pero esa es otra historia.”

Cienski se inspira en diversas fuentes, entre ellas pinturas de viejos maestros, clips de vídeo, internet, libros y películas de terror. Usando estas fuentes eclécticas, el tema de sus pinturas abarca estatuas religiosas, figuras femeninas en agonía o éxtasis, sombríos interiores de iglesias iluminados por llamaradas, ornamentación superflua y grandes olas flamígeras.

Sin título (2008). Oleo sobre lienzo.

Un escritor británico ha descrito las pinturas de Cienski como sacadas de una película de Hitchcock, al azar, en mitad de la proyección, sin tener ninguna idea del argumento. De hecho, la obra del artista funciona como una serie de fragmentos -a veces siniestros- en espera de ser integrados:

“Por ejemplo, ¿cuál es la utilidad de saber que una pintura es el resultado de un viaje sin importancia que hice en coche una vez con mi madre por la zona rural donde vivo? Hacer viajes de ese tipo es algo de casi todos los días y no hay nada especial en ello. Es una combinación de la lluvia, la conversación y los pensamientos que estaban en mi cabeza. Pensamientos que no recuerdo ya. Todos esos elementos insignificantes crearon la necesidad de pintar esa curva, la carretera mojada, esa sencilla escena y el estado de mi mente en ese momento. Y todavía no significa nada. Las razones pueden ser sentimentales, banales o triviales e inexplicables para los demás. Conocer los motivos es un lastre innecesario que fuerza algún tipo de interpretación. Me gusta pensar que con cada imagen creo un puzzle. Sólo una pieza de un rompecabezas. Pero ésta debe ser la pieza fundamental, la más importante. Si el puzzle está bien pintado, el espectador puede completar el conjunto con otros elementos que tiene en su mente. Es como un trozo de cristal; si tienes una pieza puedes suponer que el resto se ve igual. Está todo en ella. Todo el juego del rompecabezas está allí, en una única pieza. Al menos eso sería el ideal.”

Un reciente viaje a Amberes ha inspirado a Cienski su última serie, ‘Mal aire’, un estudio de la Gran Peste, centrándose sobre todo en el estoicismo de las víctimas afrontando ese peligro invisible. Esta idea de la invisibilidad -de una amenaza o sentimiento ajeno a la comprensión- es central en la carrera de Cienski. Planeando sobre los márgenes de la conciencia, sus cuadros ofrecen sugerencias a la memoria, tanto personal como colectiva.

Testing (2007). Oleo sobre lienzo.

La ambigüedad es primordial. Cienksi considera que un artista es un medium que une a los espectadores con mundos y significados inmateriales y ocultos. Tanto el público como el artista operan a un cierto nivel subconsciente y ni la creación ni la percepción son totalmente controladas y conscientes.

«Pinto cosas con las que disfruto o ideas y situaciones que me asustan. A veces es una combinación de ambas. Me preocupa el lenguaje que utilizo para describir las cosas. Quiero que la forma sea la adecuada para el objeto y el contenido del lienzo. Instintivamente recojo ciertos momentos y escenas y pienso en la mejor combinación de elementos para representarlas. A veces se trata de concentrarse en los detalles -que en algunos casos proporcionan un efecto decorativo- y una pintura a veces necesita un carácter áspero, casi de documental. Ese enfoque individual de cada uno de los temas me permite, si es necesario, pintar cada lienzo en un género diferente.»

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