Me ha gustado mucho una de las respuestas de Alfonso López, co-director de la revista El Escéptico y miembro de la Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, a la entrevista para el Viejo Topo que reproducen en Rebelión:
«Ser racional no implica no enamorarse, no leer El Quijote, no tener una mayor satisfacción por el chocolate que por la vainilla, etc. Nos deleita la poesía y entre nosotros citamos aquélla de Walt Whitman en la que, aburrido por la cháchara de un astrónomo, salió al campo a regocijarse con la mera contemplación de las estrellas. Muchos astrónomos tal vez no lo serían si no hubieran gozado mirando a la Luna de pequeños o contemplando los cielos nocturnos de los cuadros de Van Gogh. Para hacerme vivir ciertas sensaciones, determinadas obras de arte son especialmente maravillosas. Son imprescindibles. Pero son placeres subjetivos, casi inefables en muchos casos. Su comunicación no es fácil ni universal, y el saber y poder apreciarlas depende mucho de cada contexto cultural y social. Aunque, la verdad, de ello no estoy del todo seguro, y es posible que haya ‘mecanismos’ cognitivos que nos hagan que ciertas formas artísticas nos proporcionen a todos los de nuestra especie un mayor gozo que otras, más allá de las culturas.»
El subrayado lo he puesto yo, que siempre he estado convencido de que ese último párrafo es cierto.
Si acaso les interesara la entrevista entera aquí les dejo el enlace: Ser racional no implica no enamorarse, no leer El Quijote.