Minarete del siglo IX.
La torre de Burana es un minarete que se alza en el valle de Chui en Kirguistán. Está situada a unos 80 km al este de la capital Bishkek, cerca de la ciudad de Tokmok (v. google maps)
La torre, junto con los restos de una fortaleza, las lápidas de un cementerio y tres mausoleos, es todo lo que queda de la antigua ciudad de Balasagun, fundada en la ruta de la seda por los karakánidas a fines del siglo IX.



La torre tenía originalmente 45 m de altura, sin embargo, a lo largo de los siglos varios terremotos causaron daños de consideración a la estructura. El más importante de estos terremotos sucedió en el siglo XV y destruyó la mitad superior de la torre, reduciéndola a su altura actual de 25 m. Se llevó a cabo un proyecto de restauración en los años 70 para consolidar sus cimientos y reparar el revestimiento del lado oeste, que estaba en peligro de derrumbamiento. Dos escaleras, una externa y otra interior, permiten subir a lo alto.


Una leyenda sobre su construcción cuenta que una hechicera predijo que la niña recién nacida del rey moriría a los dieciocho años. El rey, tratando de impedir que la profecía se cumpliera, mandó construir una torre y encerró en ella a su hija para mantenerla alejada de cualquier peligro. Una criada se encargaba de llevarle a diario la comida. La muchacha creció hermosa pero sola e infeliz. Al cumplir dieciocho murió por la picadura de una araña venenosa que se había escondido entre los alimentos. Alá es grande.
El sitio entero, incluyendo los mausoleos, las ruinas de la fortaleza y las sepulturas sirven en la actualidad como museo. En los alrededores se han localizado petroglifos.