Su visión de futuro permitió a Florencia conservar su legado artístico.
Ana María Luisa de Medici (1667-1743) fue la última representante de su dinastía. No tuvo hijos, pero fue lo suficientemente previsora como para impedir que su herencia se dividiera entre sus descendientes. Tomó la decisión de firmar el llamado «pacto de familia» (1737) con el Gran Duque de Toscana Francesco Stefano de Lorena, para lograr que el inmenso patrimonio histórico y cultural de Florencia permaneciese para siempre en la ciudad: “Nulla trasportato e levato fuori dalla Capitale e dallo Stato del Gran Ducato per ornamento dello Stato, per utilità del pubblico e per attirare la curiosità dei Forestieri”, según reza el artículo tercero del documento.

En estos días tiene lugar en Florencia la exposición La principessa saggia. L’eredità di Anna Maria Luisa de’ Medici Elettrice Palatina, como homenaje a la mujer cuya visión de futuro permitió a la ciudad conservar su legado artístico.

Vía: La Stampa