Las caricaturas de Mahoma y el cerebro de colmena

Hace tiempo me propuse dedicar este blog solamente a temas culturales y literarios, evitando las anotaciones de tipo personal o de opinión, que fueron frecuentes en sus tres primeros meses de vida. Sin embargo hay veces que es imposible resistir la tentación de usar este medio de comunicación tan inmediato para hablar sobre ciertos temas.

Sin duda todos están enterados del escándalo de las caricaturas de Mahoma publicadas en varios medios europeos.

Puedo llegar a entender el enfado de los creyentes, siempre pensando desde su perspectiva de creyentes (que no es la mía sino más bien la diametralmente opuesta). Podría incluso llegar a entender -no admitir o justificar- que algunos elementos aislados, llevados por su indignación, emplearan la violencia contra quienes consideran culpables de la blasfemia. Pero lo que realmente no puedo comprender es cómo todavía surge en muchos seres humanos esa especie de cerebro de rebaño o de colmena, que se superpone a la mente humana individual y racional, y se hace con el mando de un colectivo para enfrentarlo contra otros colectivos.

Debido a que el origen de las caricaturas «ofensivas» es un medio de comunicación de Dinamarca, grupos armados islamistas han amenazado de muerte a todos los ciudadanos daneses y a todos los europeos en general.

¡¡¡Vivan las caenas!!!

Solo desde una mentalidad que niega, no ya la libertad del ser humano, sino incluso su propia existencia como individuo, supeditándola a la de la raza, nación, religión, etc, se puede considerar a todo un colectivo responsable por lo que haya hecho uno solo de sus individuos. Solo desde un cerebro de colmena se puede creer que todos los daneses son culpables de un supuesto delito que haya cometido un danés o media docena de daneses.

Es negar al individuo como tal su capacidad de decisión y, por tanto, la responsabilidad de sus acciones, para transferirlas a la colectividad, identificada, de forma estúpida y pueril, con esa circunstancia artificial y pasajera que es la nacionalidad.

Es el mismo cerebro de colmena que considera culpables a todos los alemanes de los crímenes del nazismo, a todos los británicos de colonizar la India o a todos los españoles -incluidos los que vivimos en el siglo XXI- de la muerte de Moctezuma.

O a todos los musulmanes responsables de los crímenes del 11-S en Nueva York y del 11-M en Madrid. Porque culpar al Islam sería otro simplismo del mismo calibre, que por otra parte es exactamente el mismo simplismo en que cayeron los autores de las caricaturas donde aparece Mahoma como un terrorista.