Se encuentran en Chile.
Hace ya un mes que la UNESCO dio a conocer la relación de los nuevos sitios incorporados a su Patrimonio Mundial. Entre ellos se encuentran el centro histórico urbano de Cienfuegos (Cuba), la antigua ciudad mongola de Soltaniyeh (Irán), los tells o montículos bíblicos de Megiddo, Hazor y Beer Sheba (Israel), la antigua capital aqueménide de Kunya-Urgench (Turkmenistán) y diversas obras de Antoni Gaudí en Barcelona.
Pero echando un vistazo a los lugares elegidos por la UNESCO he encontrado uno que desconocía y que -a juzgar por las fotos que he podido encontrar en internet- me ha parecido auténticamente impresionante: las antiguas oficinas salitreras de Humberstone y Santa Laura en la I región de Tarapacá, de Chile.

«Las oficinas de Humberstone y Santa Laura cuentan con un total de 200 lugares de extracción del salitre, donde trabajadores llegados de Chile, Perú y Bolivia vivieron agrupados en campamentos de las compañías mineras. Allí forjaron la cultura comunitaria específica de los pampinos, caracterizada por la creatividad, la riqueza de la expresión lingüística, los vínculos solidarios entre sus miembros y, por encima de todo, el carácter precursor de su lucha por la justicia social, que ha dejado una honda huella en la historia de los movimientos sociales. A estas y otras oficinas salitreras situadas en el remoto desierto de la Pampa –una de las zonas más áridas del planeta y más hostiles al ser humano– acudieron miles de pampinos desde 1880 para vivir y trabajar por espacio de sesenta años, a fin de extraer del yacimiento de salitre más grande del mundo el nitrato de sodio, fertilizante que transformó la agricultura en las dos Américas y en Europa, proporcionando a Chile una riqueza considerable. La vulnerabilidad de las estructuras y las consecuencias de un sismo reciente ocurrido en la zona hacen que el sitio haya sido inscrito en la Lista del Patrimonio en Peligro, lo que se espera contribuya a movilizar recursos para su conservación» (de UNESCO)
Las salitreras abandonadas se han convertido en ciudades fantasmas, en lugares siniestros, muy apropiados para el rodaje de películas de terror.
