El Libro de la Ley (La Felguera, 2016)

La moda Crowley

El ocultista del que todos hablan y nadie ha leído.

Aleister Crowley está de moda. No queda en internet un solo magazine cultureta chupiguay que no le haya dedicado al menos un artículo en los últimos meses. El atractivo del personaje es indudable: mago, ocultista, alpinista, drogadicto, más erudito que intelectual, libertino de potencia sexual legendaria, autoproclamado la Bestia 666 y declarado “el hombre más malvado de su tiempo”.

Consciente y deliberadamente pervertido, se entregó a todos los excesos, coprofagia incluida (no sé si de esto habrán hablado los magazines culturetas chupiguays). Usaba títulos nobiliarios falsos y cambiaba de nombre continuamente. Siguió una norma que él mismo había establecido: “De ningún modo has de comportarte de manera normal o vivir como si fueras tú mismo.”

Un cóctel explosivo muy atractivo para esta insustancial cultura popular contemporánea que anda siempre en busca de perros verdes de tres cabezas. Crowley reúne todas las características para convertirse en icono pop. De hecho, lo es desde hace años, concretamente desde que apareció en la portada del Sgt. Pepper’s, y se pone de moda cada cierto tiempo. Ahora toca.

No hablaré, por ser un tema manido, de la supuesta influencia de A.C. en rockeros como Led Zeppelin, David Bowie, Ozzy Osbourne, Marilyn Manson, Iron Maiden y una larga lista que también incluye a Siniestro Total y Fangoria. Además de escritores y artistas de todo tipo.

Ellic Howe, cronista de la orden esotérica Golden Dawn, afirmó: “Mi propia impresión es que Crowley fue siempre un psicópata (aunque no me siento calificado como para definir la naturaleza de su enfermedad), mucho más dotado de lo que lo admitirían muchos de sus detractores, dueño de considerables cualidades imaginativas, y uno de los máximos farsantes de este siglo.”

Un psicópata y farsante, además de obseso sexual, es un firme candidato a héroe ejemplar de la sociedad contemporánea.

Aleister Crowley
Avance de la moda Crowley para la temporada otoño-invierno.

Pero, postureos aparte, ¿Aleister Crowley sirve para algo? ¿Qué aportan sus obras? Más aún… ¿alguien las ha leído?

Resulta significativo que un autor con una amplísima trayectoria literaria -ensayo, poesía y narrativa- solo tenga unos pocos libros traducidos y en cambio haya al menos tres biografías en español, que yo conozca: la de John Symonds, la de Martin Booth y la más ligera y recomendable de Colin Wilson. ¿Quiere esto decir que estamos ante un tipo cuya vida es mucho más interesante que su obra?.

Según sus biógrafos, nuestro hombre estaba en contacto con los llamados Jefes Secretos o Superiores Desconocidos, enigmáticos seres de luz que se supone pretenden ayudar a la Humanidad, pero que siempre entran en contacto con sus individuos más extraviados o directamente borderline.

Uno de estos seres llamado Aiwass (I was ¿lo pillan?) dictó supuestamente a A.C. El libro de la Ley (Ed. Humanitas, 2000). En uno de sus párrafos dice “Aquellos que discutan el contenido de este libro serán repudiados por todos como centro de pestilencias”. Si no fuera porque no quiero convertirme en un centro de pestilencias diría que este libro es una colección de tonterías sin ningún sentido, que muestra por las claras que los Superiores están tan desorientados como nosotros, o bien nos toman el pelo.

La Felguera publica estos días una excelente edición limitada de esta obra, que incluye el manuscrito original de Crowley (condición impuesta por el propio autor para todas las ediciones que se hiciesen de este libro). La portada de Mario Rivière es sencillamente magistral. Adquieran uno de esos bonitos ejemplares y colóquenlo en un lugar visible de su salón para que sus amigos crean que lo han leído.

El Libro de la Ley (La Felguera, 2016)
El Libro de la Ley (La Felguera, 2016)

777 (Ed. Humanitas, 1989) es un libro considerado útil para los estudiosos de la Cábala Occidental, que es un sistema de símbolos relacionados cuya comprensión permite alcanzar niveles superiores de conciencia (si quieren saber algo de este tema les recomiendo leer La Cábala Mística de Dion Fortune). 777 Contiene numerosas tablas de relaciones entre símbolos aplicables a los sephirot y senderos del Arbol de la Vida, que es el diagrama sobre el que meditan los iniciados en esta escuela. El discípulo de Fortune y cabalista Gareth Knight se muestra escéptico respecto a la utilidad de este libro: “Crowley, por ejemplo, ha hecho exhaustivas listas de correspondencias en 777, pero no son realmente de utilidad para nadie, excepto para Crowley mismo, y él está muerto.”

El Libro de Thoth (1944) recoge la interpretación de los arcanos del Tarot, basada en un diseño del propio Crowley. Hay una edición de 2006 de Luis Cárcamo Editor.

Magick (1929), en su título original, o Magia(k) en teoría y práctica (Luis Cárcamo, 1986) está considerada la obra maestra de A.C., probablemente porque puede entenderla cualquier ser humano normal. Explica los rituales mágicos y el significado de los elementos que lo componen. Los estudiosos de la obra crowleyana que hoy proliferan como hongos hacen hincapié en el hecho (irrelevante) de que la k del título es la inicial de la palabra griega kteis, que significa vagina.

El libro de las mentiras (1912), 92 capítulos (91 más un capítulo 0) con textos esotéricos de interpretación del Arbol de la Vida. Hay una edición de 1996, de Humanitas. Otra obra solo para iniciados de la que podría decirse lo mismo que advierte Knight sobre 777. El genial Robert Anton Wilson, tras la lectura del capítulo 69, creyó haber descubierto claves ocultas que demostrarían que el libro describe en realidad prácticas sexuales.

Hay unos pocos ensayos más sobre los mismos temas traducidos y publicados por la Editorial Humanitas. Además de los textos ocultistas, A.C. escribió poesía, no traducida al español, que yo sepa. No terminaré sin mencionar un libro de ficción publicado este mismo año por Valdemar: El testamento de Magdalen Blair, un conjunto de relatos que no he leído y por tanto no sé de qué van.

Y ahora un consejo: para leer y encontrar sentido a la obra de Crowley se necesitaría dedicarle toda una vida y aun así el éxito es dudoso. Es mejor dedicar el tiempo a la caza del pokemon.