Atargatis

Atargatis, de Paul Weston

Un viaje mágico entre Oriente y Occidente

No es preciso recurrir a un experto en neurociencia para saber que nuestra memoria nos engaña. Cualquiera de nosotros sabe que es así, aunque en la práctica fingimos que recordamos con fidelidad acontecimientos del pasado. A todos nos ha sucedido revisitar una película vista años atrás, y que creíamos recordar muy bien, y encontrarnos con la sorpresa de que alguna escena en particular que teníamos en mente no pertenece a esa película, o que tal o cual actor o actriz, que dábamos por seguro era el protagonista, ni siquiera figura en el reparto. Lo mismo sucede con el recuerdo de lo que llamamos “hechos reales”.

¿Hechos reales? Están a punto de formar parte de nuestras vidas los implantes de memoria o los recuerdos artificiales que anticipó Philip K. Dick en algunos de sus relatos, como We Can Remember It for You Wholesale (Desafío total en el cine) y ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (Blade Runner) (¿pero estamos seguros de que tales implantes no han sido instalados ya en nuestros cerebros?). Krishnamurti se planteaba si nuestros pensamientos son libres o están condicionados por el pasado. Después de largas reflexiones, el filósofo indio aseguraba que, dado que cualquier posible respuesta puede estar o no condicionada por el pasado, la única contestación sincera a esa pregunta es “no lo sé”. Lo mismo habría que responder a la cuestión de los recuerdos. En términos generales, podemos decir que nuestros recuerdos son una mezcla de realidad y fantasía, si bien resulta difícil, por no decir imposible, determinar qué corresponde a una y a otra.

Esta incapacidad para distinguir la (supuesta) realidad de la imaginación es inquietante, pero también es una buena estrategia literaria.

Glastonbury Tor
Glastonbury Tor, uno de los centros mágicos de Gran Bretaña (foto original de Tony Grist, modificada)

En El don del águila —uno de los libros de referencia de Paul Weston—, el brujo don Juan hacía entrar (golpeándole entre los omóplatos) en un estado alterado de conciencia a Carlos Castaneda, de forma que el aprendiz no recordaba después los sucesos acontecidos en dicho estado. Solo al cabo de unos años y con gran esfuerzo, lograba hacer aflorar los recuerdos perdidos. En Cosmic trigger: Final Secret of the Illuminati, Robert Anton Wilson —otro autor de referencia de Weston— recuerda acontecimientos del pasado sin explicarlos por la ley de causa y efecto, sino reinterpretándolos bajo principios mágicos como la ley de la semejanza y la ley del contacto. O en terminología de Castaneda “ver” el pasado en lugar de “mirarlo”.

En Atargatis, su primer libro traducido al castellano, Paul Weston corta las conexiones lógicas entre los elementos de su pasado y establece unas nuevas relaciones mágicas, a partir de las que construye una historia de peregrinaje e iniciación. Esta frase del prefacio resume muy bien la idea que inspira la obra: “Un patrón y una poesía invaden lo aparentemente profano”.

El autor sustituye la geografía de Gran Bretaña por una cartografía mágica en la que los hitos principales son Glastonbury, Avebury o los Hadleigh Downs del estuario del Támesis, transformado ahora en río sagrado. En este territorio acontecen hechos de la vida cotidiana, como el trabajo, la salud o el amor, que adquieren sentido a la luz de otros propios de la conciencia expandida, como avistamientos de luces en el cielo, contactos con los maestros ascendidos o apariciones de diosas ancestrales. El narrador y sus amigos recorren este espacio tratando de establecer lo que Castaneda llamaba un “consenso especial” para desenvolverse en la realidad no ordinaria. Hay que decir que la ingestión de diversas sustancias les ayuda en su propósito.

Aunque la narración se sitúa en los años 90 del siglo pasado, la utilidad de las fechas del calendario no es en este caso marcar el paso del tiempo, sino realizar con sus dígitos operaciones de numerología o establecer sincronicidades jungianas. Para la mirada mágica, la Historia no es lineal, sino circular, los acontecimientos no se suceden sino que regresan en un eterno retorno, los arquetipos se materializan y los mitos se reproducen de forma continua (ni que decir tiene que para la mirada mágica no existe cosa tal como el progreso).

Atargatis, Paul Weston
Paul Weston: Atargatis (Aurora Dorada Ediciones, 2020)

El mapa que el narrador de Atargatis utiliza para orientarse en la realidad no ordinaria es el árbol de la vida, un esquema aplicable por igual al macrocosmos y al microcosmos. Este mandala cabalístico fue popularizado en Occidente por la Golden Dawn y se compone de esferas o sephirot y senderos que las unen. De los muchos que han deambulado por esos senderos, solo unos pocos han dejado constancia escrita: Israel Regardie, Aleister Crowley, Dion Fortune, Gareth Knight y Eduardo Madirolas son algunos de ellos. Los cuatro primeros son empleados por Paul Weston como guías; quizás no conozca al quinto, el madrileño Madirolas, autor de varios impresionantes librotes sobre la materia. Sospecho que los expertos en asuntos de la Cábala que lean Atargatis podrán detectar correspondencias entre los elementos de la narración y los fundamentos del árbol de la vida. Yo no dispongo de suficiente poder personal para hacerlo.

El autor demuestra una erudición excepcional en temas esotéricos e incorpora en su libro prácticamente todas las mitologías del ocultismo oriental y occidental sin dejarse ni una. Y eso es también su principal defecto: Atargatis es lo más parecido a un puzzle gigante de cuarenta mil piezas de abigarrados colores. Para hacer una buena poción mágica hay que seleccionar bien los ingredientes, no echarlos todos en el caldero a ver qué sale, porque el resultado puede ser indigesto. Paul Weston lo mezcla TODO y si bien es cierto que conceptualmente las relaciones que se establecen entre elementos en apariencia dispares son interesantes, desde el punto de vista literario la narración se hace bastante densa.

Atargatis no es un libro destinado al lector estándar, y evidentemente no está escrito con esa intención, pero sí gustará a los aficionados a la temática que trata, entre los que sin duda se encuentran los seguidores de Aurora Dorada Ediciones.

Atargatis, Yuri Leitch
Atargatis, ilustración de Yuri Leitch.