Ed Thompson, fotógrafo de lo invisible

Aldeas embrujadas y bosques radiactivos.

El galés Ed Thompson es un respetable fotoperiodista que ha cubierto temas como los movimientos sociales y ecologistas, las secuelas de la guerra y las subculturas. Pero un fotógrafo documental sólo puede captar lo que puede ver.

En 2010 le encargaron un reportaje sobre una aldea llamada Pluckley, en Kent. Dicha aldea, de mil años de antigüedad, tiene fama de estar embrujada, ya que en sus calles y en los bosques de los alrededores se divisan apariciones fantasmales, como un antiguo coche tirado por un caballo blanco, un general que murió hace años, una gitana que se quemó a lo bonzo y otros ectoplasmas variados.

Thompson encontró algunos artículos donde se afirmaba que los fantasmas y espíritus podían ser fotografiados empleando rayos infrarrojos. En condiciones normales, percibimos la longitud de onda visible entre 400 y 700 nanómetros y ese es el rango de luz que la mayor parte de las cámaras graban. Después de algunas investigaciones descubrió que una película infrarroja con el filtro correcto puede captar luz entre 750 y1000 nanómetros. Es decir, lo invisible puede ser fotografiado.

Después de fotografiar el pueblo empleando esa clase de película, comprobó que no había captado ningún fantasma, pero el resultado obtenido, imágenes de extraños colores, le pareció interesante, de forma que siguió haciendo fotos con la misma técnica.

Tras el desastre de la central nuclear de Chernobyl, los pinos de los bosques cercanos absorbieron grandes cantidades de radiación y murieron, adquiriendo un color rojizo claro. Entonces se le conocía como el Bosque Rojo.

Más tarde las autoridades ordenaron destruir el bosque rojo original, enterrarlo y plantar nuevos pinos. La radiación ha causado extraños efectos en los nuevos árboles: algunos crecen al revés mientras que otros se retuercen y otros quedan convertidos en arbustos. El bosque ya no es rojo, pero sigue siendo peligrosamente radiactivo y la zona es considerada una de las más contaminadas del planeta.

Y allí se fue Thompson, provisto de su película infrarroja, dispuesto a resucitar el bosque rojo de Chernobyl.

Es difícil que Thompson pueda repetir la experiencia, ya que gastó las últimas películas Kodak Aerochrome Infrared, que dejaron de fabricarse en 2009.

El resultado de estos trabajos -en la aldea embrujada y en el bosque rojo- puede verse bajo el título The unseen (Lo invisible) en la web del artista: Ed Thompson.