Los trágicos viajes del explorador danés que dio nombre al estrecho entre Asia y América.

Últimamente el estrecho de Bering está de moda por dos razones: el deshielo del Ártico, que está abriendo nuevas rutas de navegación polar y el intento de proyectar un túnel que uniría Alaska y Siberia. Es un buen momento para hablar del explorador que dio nombre al estrecho, a una isla y al mar situado al sur.
Vitus Jonassen Bering nació en Horsens (Dinamarca) en 1681. Se hizo marinero desde muy joven y durante algunos años navegó en los barcos de su país. En 1703, cuando el zar Pedro el Grande proyectó engrandecer y modernizar su flota, pasó al servicio de la marina imperial rusa, con la que intervino en la guerra contra los turcos entre 1710 y 1713. Las cualidades de excelente marinero y hombre inteligente de Iván Ivanovich (como era llamado Bering en Rusia) fueron pronto reconocidas.

En 1724 el zar le confió el mando de la primera expedición que exploraría las costas septentrionales de Asia y América y trataría de establecer si estaban unidas. Los rusos tenían gran interés en saber en qué condiciones era posible la navegación por los llamados paso del noroeste y paso del noreste.
Después de seis meses de preparación los veinticinco hombres que componían la expedición se trasladaron, con todo el material, desde San Petersburgo a Ojotsk, la base elegida por Bering en Siberia oriental, donde construyeron dos buques: el Fortuna y el San Gabriel.
En 1728 los dos barcos zarparon, bordearon las costas de Siberia hacia el norte, rodearon la península de Kamchatka, hacia el extremo noroeste de Asia y, entre el diez y el quince de agosto, atravesaron el estrecho que separa Asia de América. Pero no pudieron seguir viaje y regresaron por temor a quedar bloqueados por los hielos. Después de cinco años, Bering hizo su entrada en San Petersburgo y presentó a la emperatriz Ana (Pedro el Grande había fallecido) la prueba de que Asia y América estaban separadas.
El segundo viaje, encargado por la emperatriz, lo realizó con mayores recursos. En la preparación intervinieron seiscientos hombres, que en 1734 partieron hacia Ojotsk, donde construyeron otros dos barcos: el San Pedro y el San Pablo, que en 1740 izaron las velas hacia las costas de Kamchatka, con 150 hombres a bordo, entre ellos algunos científicos de distintas nacionalidades.

Bering permaneció en la península varios meses y fundó la ciudad de Petropavlovsk, de la que zarpó el 4 de junio de 1741 para su último viaje. El 20 de junio, mientras los dos buques navegaban al sur de las islas Aleutianas, fueron sorprendidos por una violenta tempestad que separó para siempre el San Pedro, de Bering, del San Pablo, comandado por el capitán Aleksei Chirickov.
El San Pablo, después de esperar y buscar inútilmente durante varios días el barco de Bering, reanudó su viaje hacia el este y llegó a las costas americanas, cerca del archipiélago de la reina Carlota. Regresó a Petropavlovsk el 21 de octubre.

Las peripecias de Bering, en cambio, fueron trágicas. También él llegó a las costas americanas, en un lugar situado más al norte del que tocó su compañero. Las costeó durante un breve trecho y luego se dirigió hacia el sudoeste para regresar. Llegó a la isla Kodiak, tocó algunas de las Aleutianas, pero lo alcanzó el invierno. Comenzaron las tempestades con lluvias heladas y fuertes vientos. El buque, medio destrozado, navegó como pudo hacia el oeste. Pasaron cuarenta días de hambre, sed, frío y desesperación.
Finalmente, el 16 de noviembre, la nave llegó a una isla desierta, a 300 kilómetros de las costas de Kamchatka. Los hombres se prepararon para invernar allí, pero sus provisiones eran escasas, no tenían combustible y sólo podían vivir cazando zorros y focas. La enfermedad más temida por los marinos de la época, el escorbuto, hizo su aparición. El propio Bering cayó gravemente enfermo. Fue empeorando y en los primeros días de diciembre comprendió que su fin estaba próximo. Entonces rechazó todo alimento y no quiso permanecer más en la cabaña que sus hombres le habían construido; pidió que lo llevaran al aire libre y lo dejaran morir frente al mar. Vitus Bering murió en la noche del 8 de diciembre de 1741, en la isla que hoy lleva su nombre.

Ocho meses más tarde, los 46 supervivientes, después de construir una chalupa con los restos del buque, lograron llegar a las costas de Kamtchatka.
En 1991, los restos de Bering y cinco de sus compañeros fueron descubiertos en la isla y llevados a Moscú, donde los médicos lograron establecer su identidad y determinar que probablemente el gran explorador no murió de escorbuto, sino de otra enfermedad. Después, los cuerpos fueron enterrados de nuevo en la isla de Bering.
Durante años se creyó que la pintura al óleo, de artista desconocido, que encabeza este artículo, representaba a Vitus Bering. Hoy, tras la exhumación y análisis de sus restos, se duda de que sea así.