Construido entre los siglos XVII y XVIII disponía de las instalaciones más avanzadas de su época.
El palacio de Ishak Pasha se encuentra en territorio de la actual Turquía. Se alza en la ladera de una colina cerca de la frontera de Irán, lo que en el pasado le dio una gran importancia estratégica. Un ramal de la ruta de la seda pasaba por el valle y desde la altura del palacio se divisa el célebre monte Ararat.
Su construcción se inició en 1685 por Colak Abdi Pasha, el bey de la provincia de Beyazit, y se terminó por su nieto Ishak Pasha en 1784. En la actualidad se encuentra parcialmente en ruinas.
El recinto abarca una superficie de 115 metros de largo y 50 de ancho. El palacio no se encuadra en la arquitectura tradicional otomana, sino que presenta una mezcla de los estilos de Anatolia, Irán y norte de Mesopotamia. El modelo utilizado en la construcción procede de los palacios reales de antiguas capitales como Bursa, Edirne y Estambul. También se observa influencia occidental.
El edificio tenía 336 habitaciones, todas equipadas con lujos insólitos en su época como calefacción central, agua corriente y un sistema de alcantarillado. Además tenía una mezquita, un mausoleo, una biblioteca y dos salas de recepción, con fachadas e interiores ricamente ornamentados con la típica caligrafía del Corán.
Durante la guerra ruso-turca, los rusos tomaron el palacio y se llevaron lo que quedaba de valor que, probablemente, se encuentre hoy en el Hermitage.
Desde hace años, El palacio de Ishak Pasha aspira a entrar en la lista del Patrimonio Mundial de Unesco, aunque hasta el momento no lo ha conseguido.