Cine y tebeos, con Santiago Segura como protagonista.
El gran Vázquez y El Capitán Trueno (estreno previsto en 2011) son las dos películas españolas más esperadas por quienes pasamos gran parte de nuestra infancia leyendo tebeos. Dos películas que, por esa razón, me resultará difícil juzgar con cierta objetividad: demasiados recuerdos nostálgicos.
El gran Vázquez narra parte de la vida de uno de los grandes dibujantes españoles de tebeo, Manuel Vázquez Gallego (Madrid, 1930-Barcelona, 1995), creador de personajes tan conocidos como Las hermanas Gilda, Anacleto, agente secreto o La familia Cebolleta (cuyo abuelo ha pasado al imaginario popular gracias a sus célebres batallitas).

Para quienes no tengan referencias previas del protagonista ni de la historia de la editorial Bruguera, diremos que El gran Vázquez es la biografía de un pícaro contemporáneo, de un moroso que compra todo a plazos y después no paga ni uno, de un mentiroso compulsivo que engaña a todo el que se le ponga por delante cuantas veces haga falta, de un mujeriego que comete bigamia como la cosa más natural del mundo. Naturalmente, esta forma de vida ácrata le llevará a situaciones más que comprometidas, sobre todo cuando el ‘orden establecido’, encarnado en el gris contable Peláez (Alex Angulo), decida meterlo en vereda.
Resulta especialmente atractiva la forma en que irrumpen en la “vida real” de la película elementos propios del tebeo (ese guardia urbano, esas persecuciones callejeras, esa reproducción de la buhardilla de 13 Rúe del Percebe, gatos incluidos…), dando lugar a una encantadora mezcla de cine y cómic. Otro acierto en la misma línea es la leve caricaturización de los personajes, en cuya interpretación destacan un Manolo Solo al que casi cuesta trabajo distinguir del auténtico Francisco Ibáñez y un Enrique Villén del que el propio Ibáñez ha dicho que es “clavado” a Rafael González, el adusto jefe de la editorial.
En cuanto a Santiago Segura, el papel le viene que ni pintado. Está muy contenido, sin los histrionismos de otras de sus películas, resolviendo muy bien tanto las situaciones cómicas como las dramáticas.

Pero quienes más disfrutarán con este film serán los conocedores de las interioridades de Bruguera, ya que reconocerán los numerosos guiños que la película contiene: el miedo de González a avisar a la policía, la difícil relación entre Vázquez e Ibáñez (creador de Mortadelo y Filemón) o los dibujantes perfectamente identificables trabajando en esa especie de “oficina siniestra” que era Bruguera.
La editorial es tan protagonista de la película como el propio Vázquez. Sin ningún reparo, se nos muestran las dos caras de Bruguera bien conocidas por los aficionados: la empresa que explotaba sin misericordia a los dibujantes y los despojaba de sus derechos de autor, pero que al mismo tiempo se mostraba paternalista y generosa cuando la situación lo exigía, incluso dando cobijo a “rojos” que habrían tenido muy difícil la supervivencia en el régimen franquista; eso sí, a cambio de salarios de miseria.
En resumen, película obligatoria para tebeófilos y recomendable para quienes quieran acercarse a la figura de ese pícaro contemporáneo que fue Manuel Vázquez y pasar un rato divertido con sus peripecias.
Les dejo el trailer y la recomendación de que lean la excelente crítica de El blog ausente.