Ciudad francesa en la que se originó el catarismo.
El casco antiguo de Albi, situada a orillas del río Tarn, en el suroeste de Francia, ha sido incluido recientemente por Unesco en la lista del Patrimonio Mundial. Representa un modelo medieval de desarrollo urbano que forma un conjunto coherente y homogéneo de barrios y monumentos que se han mantenido prácticamente sin cambios durante siglos.


El Pont-Vieux (Puente Viejo), el barrio de Saint-Salvi y su iglesia son testimonio de su desarrollo inicial (siglos X y XI). A raíz de la cruzada albigense (siglo XIII) se convirtió en una poderosa ciudad episcopal, cuyos edificios emblemáticos son la Catedral de Santa Cecilia y el Palacio de Berbie.
La Catedral de Santa Cecilia fue construida como una fortaleza defensiva después de la cruzada contra los herejes conocidos como cátaros o albigenses (1209-1229). La catedral fortificada, de estilo gótico meridional francés de ladrillo rojo y naranja, domina la ciudad, como una demostración de poder de la Iglesia Católica.


La construcción comenzó en 1282 bajo la dirección de Bernard de Castanet (1277-1307), obispo de Albi y jefe de la Inquisición, pero no se concluyó hasta 1492. La gran mole del edificio culmina en el extremo oeste con una imponente torre de 78 m de altura. Dicha torre es más o menos cuadrada con contrafuertes redondeados en las esquinas. La parte superior, octogonal, es de factura más reciente (1485-1492). La torre es casi tan ancha como toda la nave central, que no tiene naves laterales.
En el interior, las paredes, bóvedas y capillas están ricamente pintadas y muchos de los pilares tienen esculturas.


Junto a la Catedral está el Palacio Episcopal de Berbie, en la orilla del río y rodeado por los barrios medievales.
Hasta principios del siglo XIII, los obispos de Albi vivían en una mansión cerca de la catedral románica. Al terminar la cruzada contra los albigenses, los obispos se beneficiaron de la confiscación de los bienes de los vizcondes de Albi y se ocuparon de reorganizar en su propio beneficio la recaudación de impuestos. Esta repentina riqueza les permitió acometer la construcción del palacio, que se produjo en varias etapas. La construcción propiamente dicha se extendió entre 1228 y 1306. A partir de entonces y hasta el siglo XX, el edificio se ha sometido a múltiples modificaciones. Hoy alberga el museo Toulouse-Lautrec.