San Miguel de Lillo

Alerta ante su estado de deterioro.

La pasada semana saltó la noticia del mal estado de conservación de uno de los edificios emblemáticos de la arquitectura prerrománica asturiana, la iglesia de San Miguel de Lillo, en las cercanías de Oviedo. El diario La Nueva España lo recogía así:

«San Miguel de Lillo, una de las joyas del prerrománico asturiano y Patrimonio de la Humanidad, es una ruina. El interior de uno de los emblemas del Principado se encuentra en una fase de deterioro que sorprende e irrita a los numerosos visitantes que se acercan a la iglesia erigida por Ramiro I a mediados del siglo IX. Desconchados por todas partes, paredes que chorrean humedad y unas pinturas, consideradas por los expertos como vitales (las primeras figuras humanas del Prerrománico), en estado terminal.»

Foto: José Antonio Gil Martínez.
Foto: José Antonio Gil Martínez.

San Miguel de Lillo data del reinado de Ramiro I y se cree que fue construida por el mismo arquitecto de Santa María del Naranco y la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo.

Joaquín Yarza nos cuenta el contexto histórico y político en que nació esta iglesia:

«Ramiro I (842-850), de corto reinado, poco molestado por los árabes pero con problemas internos que resolvió con extremada dureza, no parece poseer la entidad de su antecesor [Alfonso II] y el mismo intento en su comienzo fue de menores vuelos. No se trata de construir una ciudad, ni convertirla en una hierápolis. Lo que se pretendió fue utilizar en el Naranco, monte próximo a Oviedo, los alrededores de Lillo, tierra de su propiedad, para levantar un conjunto palacial que incluía baños y una iglesia posiblemente dedicada desde el comienzo a Santa María y San Miguel. Ninguna intención política o mística especial debió guiarle, como a su antecesor, cuya sombra parece gravitar sobre él, en su deseo de imitarle. Pero tuvo la suerte de contar con arquitecto que, con todos los peros que cabe poner ante este apelativo, hay que calificar de genial»

Foto: Yildori.
Foto: Ziegler175.
Foto: José Antonio Gil Martínez.

La iglesia de San Miguel de Lillo está situada en la carretera que asciende al monte Naranco, unos metros más arriba de Santa María del Naranco.

Lo que hoy queda se cree que es la tercera parte del edificio original, ya que el resto se hundió, posiblemente por estar edificado sobre un terreno malo en el que hay corrientes de agua.

Foto: Rubén Ojeda.
Foto: Enric.
Foto: Rafaelji.

Antonio Bonet Correa describe la arquitectura del monumento:

«Su alzado es de gran esbeltez, con soluciones muy originales. Como en Naranco su arquitecto parece preocupado por las proporciones, de forma que la altura resulta tener tres veces el ancho de la nave central. Completamente abovedada, esta iglesia ofrece un sistema de gran complejidad. La nave central con bóveda de cañón seguida con arcos fajones está contrarrestada lateralmente por las bóvedas de cañón del pórtico y las naves laterales, que se alternan perpendicular y paralelamente a su eje, cambiando de elevación, pues las primeras se encuentran a mayor altura que las segundas. Sería interesante conocer exactamente cómo se continuaba el abovedamiento hasta la cabecera.

En el alzado tiene gran interés el señalar que por primera y única vez en el arte asturiano, las naves no están separadas por pilares, sino por columnas, de grueso y potente fuste. Estas columnas están asentadas sobre bases cuadradas que permiten una decoración escultórica de arquillos en los que se albergan figuras de difícil interpretación iconográfica. En los capiteles prismáticos de influencia bizantina el sogueado de los collarinos se repite en las enmarcaciones para los círculos rellenos con decoración floral. Una decoración similar se encuentra en las roscas de los arcos de las puertas de la tribuna alta, en donde hay dos columnas con fuste estriado, a la manera de las acanaladuras del Naranco, y capiteles-impostas de paralelepípedo. El resto de la decoración escultórica denota la misma influencia bizantina y oriental, quizá reflejo de corrientes ultrapirenaicas, como las que se ven en la iglesia carolingia de Germigny-des-pres (Francia).»

San Miguel de Lillo fue incluida por la UNESCO en la lista del Patrimonio Mundial en 1985. A fecha de hoy no figura como edificio amenazado.

Foto: amaianos.