George Barbier

El nacimiento del Art Decó.

En el Palacio Fortuny de Venecia está celebrándose la exposición George Barbier (1882-1932), la nascita del Deco.

George Barbier nace en Nantes en 1882 y estudia en la Escuela de Bellas Artes de París con Jean Paul Laurens. En 1910 expone en el Salon des Humoristes bajo el nombre de Edward William Larry. Por encargo del editor Lucien Vogel, trabaja como ilustrador para la Gaceta du Bon Ton, revista para la que colabora durante la posguerra con reportajes sobre Italia y Venecia, y reseñas sobre el teatro, la danza y el ballet de Diaghilev.

Miembro de la Société des Artistes Décorateurs, expone regularmente en su salón desde 1912 hasta su muerte.

La fontaine de coquillages (1914) de Gazette du Bon Ton.
Le Jugement de Paris (1923) de Falbalas et fanfreluches: almanach des modes présentes, passées et futures.

Artista versátil, presentará su trabajo en diferentes formatos a lo largo del tiempo: ilustraciones de libros, diseño de vestuario para cine y teatro, ventiladores, joyería, vidrio, textiles, papel pintado y, sobre todo, ilustraciones de moda, las más exitosas y sofisticadas de su creación.

Desde 1917 se lanza a proyectos personales editoriales, encargándose de la publicación de artículos de escritores y periodistas de relieve. También ilustra, en finas ediciones de edición limitada, novelas y poemas de autores como P. Verlaine, P. Louÿs, C. Baudelaire, T. Gautier y otros.

Turandot.
Paris y Elena (ca. 1904)

Como parte de la creación de prendas de vestir y decorados de teatro y cine, produce, entre otras cosas, los trajes de Folies Bergère de 1923 y coopera con Erté en diversos vestidos y conjuntos para las producciones americanas: son suyos los magníficos trajes de Rodolfo Valentino en la película Monsieur Beaucaire (1924). También trabaja en campañas de publicidad para marcas famosas como Cartier, Renault y Elizabeth Arden.

En la cima del éxito, en 1932, muere. Tiene 50 años y no deja herederos. Seis meses más tarde, todo el corpus de su colección, incluida la valiosa biblioteca, se vende en una subasta en París. Con el paso del tiempo, Barbier sólo sigue estando presente en la memoria de los mejores coleccionistas y bibliófilos.

Shéhérazade (1910) de Nijinski.
Les chansons de Bilitis (1922) de Pierre Louÿs.