Literatura militante

¿La crisis económica cambiará la literatura?

Texto de Manuel Rodríguez Rivero publicado en un diario nacional:

«Se diría que los intelectuales españoles, ahora de vacaciones, permanecen alojados en aquel metafórico “Gran Hotel Abismo” al que se refería el viejo estalinista Georg Lukács cuando reprochaba a la intelligentsia alemana (y especialmente a Adorno) su pretendido conformismo; “se han instalado” -traducía Manuel Sacristán- en “un espléndido edificio dotado de todo confort y pintorescamente situado al borde de la Nada y del Sinsentido”.

En otros lugares, en cambio, resucita la literatura proletaria. Así ha ocurrido en Japón, donde la edición de bolsillo de Kanikosen (El barco-fábrica), de Takiji Kobayashi, publicado en 1929, ha conseguido vender 400.000 ejemplares con su historia de pescadores explotados por patronos que los obligan a vivir en condiciones infrahumanas. Al parecer, numerosos jóvenes japoneses que trabajan sin contrato y en condiciones lamentables se identifican con sus personajes.

En cuanto a su autor, que murió torturado por la policía en 1933, se ha convertido en una especie de héroe popular, lo que se ha traducido en un ligero aumento de altas en el Partido Comunista de Japón, al que perteneció. Ya ven: es como si, salvando las distancias, aquí se pusieran de moda Central Eléctrica (Jesús López Pacheco, 1958), La piqueta (Antonio Ferres, 1959) o La mina (Armando López Salinas, 1960), por hablar de tres novelas que, sin ser para echar cohetes, no merecen el olvido acrítico de las jóvenes generaciones.