Los guerreros de terracota cobran vida.
La Momia I me pareció una floja película. De la Momia II recuerdo que a eso del minuto 20 apagué mi reproductor de DVD donde corría la copia de seguridad adquirida en la vía pública por un par de euros y hasta hoy. Con estos antecedentes se preguntarán por qué narices fui ayer al cine a ver La Momia III. Pues la única razón es que en esta tercera entrega la momia malvada es mi viejo amigo el emperador Qin Shi Huang y mis queridos guerreros de terracota de Xian tienen un papel protagonista. Como valor añadido, sale Michelle Yeoh, siempre atractiva incluso ahora que ya se le notan los años.
Pero ni la Yeoh ni los guerreros son razón suficiente para gastarse el dinero en ver una sucesión de disparates sin gracia que se intentan disimular con los efectos especiales a los que este tipo de cine ya nos tiene acostumbrados (menos mal que las entradas las pagó mi señora).
Y no merece más comentarios. Si quieren lean la crítica del 20 minutos, que comparto.