Los hijos de Túbal

Antonio Ruiz Vega escribe sobre los españoles

Los españoles… uno de los pocos pueblos del mundo que tratan su identidad como un problema, hasta el punto de que antes prefieren considerarse andaluces, gallegos, catalanes o castellanos que llamarse a sí mismos españoles.

Pueblos con una idéntica cosmovisión que, paradójicamente, les lleva a separarse en lugar de unirse, y a crear nacionalismos que cogen el rábano por las hojas para demostrar sus respectivos «hechos diferenciales». Frente a esto, hay quienes se empeñan en demostrar que España ya existía antes de los Reyes Católicos, antes de don Pelayo, antes de Viriato, antes de los hombres de Altamira… Su hipótesis es que lo español no es romano, ni cristiano, ni árabe, ni judío, ni visigodo y ni tan siquiera celtíbero, sino algo previo a todo ello y que ha sobrevivido a todo ello, si bien ha sufrido alteraciones tan profundas que hoy es casi irreconocible.

Bucear en el pasado tratando de recuperar lo español vernáculo es lo que hace Antonio Ruiz Vega en Los hijos de Túbal. Mitología Hispánica: dioses y héroes de la España antigua (La Esfera de los Libros, 2002). Otros lo hicieron antes que él -D. Claudio Sánchez Albornoz, en especial- y seguramente otros lo harán después.

Los hijos de Túbal se compone de cinco capítulos dedicados a los fundadores, los lugares míticos -con especial mención a Numancia y Tartessos-, los héroes, los dioses y, el último, lo que queda de España, donde se hace un repaso de las tradiciones ancestrales que todavía perviven, entre las cuales destaca, como era de esperar, el culto al toro, representado hoy por la fiesta nacional. Por sus páginas desfilan leyendas célebres, como la de Túbal, nieto de Noé y primer rey de España; Gárgoris y su hijo Habis; Hércules, personajes más o menos históricos, como Indíbil y Mandonio, Viriato, Sertorio, al lado de otras historias menos conocidas y algunas más improbables. Pero lo importante no es la verdad histórica, siempre escurridiza, además de manipulable, sino la inmutable realidad psicológica. En el prólogo, Fernando Sánchez Dragó, reconocido maestro del autor, dice: «Antonio nos lleva al ayer… A un ayer que es hoy en el Tiempo sin tiempo del inconsciente colectivo. Sus dioses y héroes de la España Antigua proceden proceden de nuestra aurora y flotan en el líquido amniótico y genesíaco de un país que pasó y no ha sido«.

Me habría gustado comentar este libro en el momento de publicarse, pero hace dos años yo no tenía blog. No soy coleccionista de autógrafos y dedicatorias: Antonio Ruiz Vega es uno de los poquísimos escritores de los que tengo un libro dedicado: se trata de La Soria Mágica, que Antonio me firmó en la librería de su padre, el día 15 de agosto de 1986, tal como acabo de constatar. Aquel libro, sobre costumbres y tradiciones de las tierras sorianas, incluía el mapa de La Soria mágica y legendaria, que hoy sigue enmarcado y colgado al lado de la puerta de mi despacho.