Un agradable cómic de ambiente exótico.
Confieso que soy uno de esos aficionados al comic que, salvo excepciones, no empiezan a comprar una serie hasta que hay en el mercado al menos tres o cuatro números (me pasa lo mismo con los gadgets; no me compro un modelo de móvil si no está ya aceptado por el público).
Tres volúmenes han aparecido ya de Djinn, un comic editado en Francia por Dargaud y en España por Norma. Sus títulos: La favorita (2002), Las 30 campanillas (2003) y El tatuaje (2004).
La historia corre a cargo de uno de los guionistas de moda, el belga Jean Dufaux, y los dibujos son de la madrileña Ana Miralles. Hay que decir ya mismo que es la dibujante quien, con su estilo impecable y seguro, salva un guión tópico: dos historias paralelas y distantes en el tiempo que transcurren en la siempre vistosa Estambul. El contexto histórico es el declive del Imperio Otomano, en las primeras décadas del siglo XX.
Una joven llega a la perla del Bósforo en busca de algo, que de momento y después de tres entregas seguimos sin saber qué es (aquí el McGuffin, aquí unos lectores), pero que tiene relación con su abuela, cuya historia nos cuentan al mismo tiempo y que fue una de las favoritas del sultán. Hay un guapo chico turco que la hace tilín (a la nieta) y unos cuantos feos indeseables que intentan joderla, en los dos sentidos de la expresión.
Todo esto no es más que un pretexto para intrigas, aventuras y sobre todo, erotismo y exotismo a raudales: ya saben, la pasión turca y demás. En este medio es donde la Miralles se desenvuelve como pez en el agua y su dibujo confiere a la obra la mayor parte de su interés: preciosas mujeres (desnudas en un elevado porcentaje de viñetas) y ambientes muy logrados, en parte gracias a un perfecto uso del color. En definitiva, no es un gran cómic, pero se lee con agrado.
«La dibujante madrileña Ana Miralles criticó hoy en el Salón del Cómic a las editoriales de España, que «no impulsan el sector» y, consecuentemente, «obligan a los ilustradores a emigrar» porque «no existe un mercado saneado en el país«. Durante su intervención en el salón coruñés, la autora de «Djinn«, que se publica en el mercado franco-belga, denunció la inexistencia de «distribuidoras fuertes» en España y comentó que las únicas que apuestan por los tebeos son las pequeñas editoriales. Sin embargo, destacó que en otros países los cómics «llegan a tener tiradas de 15.000 ó 20.000 ejemplares, por lo que los dibujantes pueden vivir de los derechos de autor«. La creadora madrileña comentó también que se introdujo en el sector de la banda diseñada para cambiar cosas que no le gustaban, «como el hecho de que los hombres fueran siempre los protagonistas de las historietas» y que comenzó a dibujar «para personalizar el cómic al estilo de las chicas«.