Théroigne de Méricourt: La Furia (La Felguera Editores, 2015). Cubierta de Mario Rivière

Théroigne de Méricourt, la furia de una revolucionaria

La revolucionaria francesa protagoniza el nuevo libro de La Felguera.

La Felguera Editores acaba de publicar La furia. Proclamas y manifiestos de una revolucionaria caníbal, un libro que reúne artículos sobre Théroigne de Méricourt y textos escritos por ella misma.

Cuentan que el 14 de julio de 1789 en París un grupo de mujeres se presentó frente a La Bastilla dispuestas a tomarla codo a codo con los hombres. Iban encabezadas por una hermosa joven, alta y morena, vestida de rojo, que empuñaba una espada. Posiblemente la leyenda de Théroigne de Méricourt nació ese día.

Théroigne de Méricourt por Auguste Raffet (1841)
Théroigne de Méricourt por Auguste Raffet (1841)

Anne-Josèphe Terwagne nació en Marcourt, Lieja, Flandes (entonces perteneciente a Austria), el 13 de agosto de 1762, en el seno de una familia de granjeros acomodados. Tuvo una buena educación y aprendió música y literatura. Seducida y abandonada por un alemán, dejó a su familia para irse a vivir a Inglaterra, adoptando el nombre de Lambertine. La leyenda negra que a su alrededor crearon sus enemigos nos la presenta ejerciendo la prostitución en Londres, lo que probablemente no es cierto.

En plena revolución reaparece en París con el nombre de Théroigne de Méricourt. Está presente en la toma de la Bastilla y encabeza la marcha sobre Versalles del 6 de octubre de 1789. Ese levantamiento se inició cuando un grupo de mujeres, que protestaba en el mercado contra el alto precio y la escasez de pan y otros alimentos básicos, comenzó a marchar hacia el palacio. A ellas se unieron hombres y más mujeres, hasta formar una columna de miles de personas armadas que, bajo el redoble de tambores y el tañido de las campanas de las iglesias, se dirigió a Versalles. El gobierno envió tropas para reprimir a las masas, pero los soldados se negaron a hacerlo y escoltaron a la multitud hasta el palacio, donde el rey Luis XVI y a su esposa María Antonieta fueron obligados a regresar a París.

Mujer soldado en la marcha a Versalles de octubre de 1789
Mujer soldado en la marcha a Versalles de octubre de 1789

Un año más tarde, debido a problemas económicos, Théroigne vuelve a su país natal. Allí es arrestada por las autoridades austriacas que la acusan de intentar asesinar a la reina María Antonieta, pero ella misma recurre al emperador Leopoldo II, a la sazón padre de la reina de Francia, y consigue ser puesta en libertad por falta de pruebas.

En 1792 la encontramos de nuevo en París, trabajando por la revolución junto a los jacobinos, que eran partidarios del empleo de la violencia, actitud muy criticada por los revolucionarios más conservadores. Théroigne pretende poner en pie un “batallón de amazonas”. Recluta mujeres en los barrios bajos y las entrena en el manejo de las armas y en la lucha cuerpo a cuerpo.

Théroigne de Méricourt: Retrato atribuido a Vestier
Théroigne de Méricourt: Retrato atribuido a Vestier

El 10 de agosto es de las primeras en entrar en el palacio de las Tullerías, de nuevo al frente de un numeroso grupo de mujeres. Este levantamiento popular logró la suspensión de las funciones constitucionales del rey. Poco después se proclamaría la Primera República Francesa.

El inicio de la denominada Época del Terror la alejó de los ideales que había defendido hasta entonces. Comenzó a criticar las excesivas matanzas de los jacobinos, e incluso llegó a impedir una dirigida contra los girondinos. En esta época se había granjeado ya la enemistad de muchos, por su ansia de libertad, su afán revolucionario y su feminismo.

En mayo de 1793, mientras pasea sola por los jardines de las Tullerías, es rodeada por un grupo de exaltadas jacobinas que la acusan de apoyar a los girondinos, la desnudan y la azotan durante varias horas, hasta que la intervención de Marat acaba con el suplicio. Pero Théroigne ya no volverá a ser la misma. Ha enloquecido. Comienza a andar desnuda y a echarse encima baldes de agua helada. Ve fantasmas. La internan en el Hospital de la Salpétriére de París.

Théroigne de Méricourt guiando al pueblo.
Théroigne de Méricourt guiando al pueblo.

Posiblemente su locura la salvó de la guillotina, aunque tal vez ésta habría sido preferible. Permaneció encerrada los restantes veinticuatro años de su vida. Murió el 9 de junio de 1817 sin haber recuperado la razón.

Sobre Théroigne de Méricourt pesa una leyenda negra creada por sus numerosos enemigos: prostituta, viciosa, asesina… ¡y hasta caníbal! Probablemente nada de eso es cierto. O sí. En cualquier caso, es alguien digno de figurar en nuestra galería de mujeres singulares.

Théroigne es mencionada por Baudelaire en Las flores del mal:

Avez-vous vu Théroigne, amante du carnage,
Excitant à l’assaut un peuple sans souliers,
La joue et l’œil en feu, jouant son personnage,
Et montant, sabre au poing, les royaux escaliers?

También existe la creencia de que la figura femenina del cuadro La Libertad guiando al pueblo está inspirada en ella, creencia bien fundada ya que Delacroix y Baudelaire eran grandes amigos.

Théroigne de Méricourt: La Furia (La Felguera Editores, 2015). Cubierta de Mario Rivière
Théroigne de Méricourt: La Furia (La Felguera Editores, 2015). Cubierta de Mario Rivière

El libro de La Felguera Editores se abre con un texto de Jules Michelet tomado de Les Femmes de la Révolution (1855), que hace las veces de prólogo.

Donovan A. Hernández Castellanos aborda la figura de Théroigne en relación con el feminismo y la compara con otra conocida feminista de la época, Olympe de Gouges.

Nicole Regnier dedica su artículo a la estancia de nuestra heroína en el psiquiátrico hasta sus últimos días y cómo sus enemigos aprovecharon su estado mental para difamarla.

Otros textos son Théroigne según Esquirol, Théroigne según Lamartine y una carta de Joseph Chalier.

Finalmente, se incluyen dos discursos de Théroigne de Méricourt y una pieza de dudosa autoría titulada Catecismo libertino.

Por lo demás, el libro cuenta con la impecable edición a que La Felguera nos tiene acostumbrados, con un precioso dibujo de Mario Rivière en la portada y la cuidadosa selección de las ilustraciones interiores.