En la década de 1950 hubo en Japón una movilización masiva, especialmente entre los estudiantes y los sindicatos, en contra de la expansión de la presencia estadounidense, incluyendo la ampliación de las bases militares. Como es costumbre en las autoproclamadas democracias, las protestas fueron duramente reprimidas.
Las primeras pinturas de Hiroshi Nakamura (Shizuoka, 1932) constituyen un reportaje de aquella época, como es el caso de la titulada Sunagawa #5, que muestra una protesta en contra de la ampliación de una pista de aterrizaje en terrenos confiscados a los agricultores.

Con el tiempo la obra de Nakamura evolucionó del realismo social a formas más estilizadas y surrealistas, pero manteniendo el mismo espíritu crítico. Gunned Down representa la muerte de una mujer que fue asesinada a tiros por un soldado estadounidense por recoger casquillos de bala.

Como era de esperar, no tuvo ningún éxito comercial, así que no disponía de dinero ni para comprar lienzos. Una de sus obras más célebres hoy, The Base, está hecha sobre un pedazo de madera.

Sus pinturas adquirieron tintes apocalípticos, con rojas imágenes de explosiones, una referencia a las bombas incendiarias que destruyeron su ciudad natal cuando tenía doce años.

Años más tarde comenzó a ser tenido en cuenta por la crítica y hoy es reconocido como uno de los grandes artistas de Japón. En las últimas décadas los motivos de sus obras han sido colegialas y medios de transporte, como en la surrealista Circular Train A – Telescope Train, en la que un vagón de tren está lleno de niñas de secundaria de un solo ojo vestidas de marinero. El coche se dobla alrededor de una gran lente circular que representa la visión de cíclope de las pasajeras.
