Fabiografía

Las memorias de Fabio McNamara.

Ya he dicho en otro lugar que considero a Fabio McNamara el icono más representativo de la Movida Madrileña, ese movimiento -o lo que fuera- cuya existencia todo el mundo negaba en su época y que hoy, treinta años después, parece abarcar toda manifestación de cultura o subcultura aparecida en los ochenta, ya sea música, pintura, fotografía o cualquier otra actividad por ajena que fuese a la Movida original.

Fabio cantaba, actuaba, escribía poemas surrealistas y letras de canciones, diseñaba su propio vestuario y pintaba, siendo esta última actividad la única que sigue realizando hoy.

El texto de la Fabiografía está redactado por Mario Vaquerizo, tras muchas horas de conversación con McNamara, pero la voz narrativa que escuchamos es la de Fabio en primera persona, lo que me parece un gran acierto, sobre todo teniendo en cuenta que Mario ha sabido recoger perfectamente el lenguaje peculiar que caracteriza al personaje.

Precisamente el término Chochonismo fue creado por Fabio para designar ese lenguaje peculiar, con vocablos inventados por él, como es el caso de “gualtrapa” o “killerío”. Dice McNamara que el Chochonismo acabó convirtiéndose en una filosofía: “Era inventarnos nuestra propia cultura, nuestro vocabulario, era como una bofetada a todo el mundo para decir: “Mira, tenemos un vocabulario propio, una música nuestra, somos distintos y somos lo más”.

“Lo que hicimos fue convertir lo cotidiano en pop y lo elevamos a lo máximo”

El libro sigue un orden cronológico no estricto, con continuas analepsis y prolepsis (o flashbacks y anticipaciones, para ser menos pedantes), desde la infancia de Fabio en un barrio obrero de Madrid, el abandono del piso de sus padres a los diecisiete años, su encuentro con el futuro productor Miguel Angel Arenas (el Capi) y su paso como huésped, casi como okupa, por las casas de sus mejores amigos: las Costus -en la calle Palma y conocida como la Factory malasañera-, Tino Casal -que recibe en este libro un nuevo empujón que le convierte, al cabo de los años, en la figura más influyente de la Movida- y el fotógrafo Pablo Pérez-Mínguez, entre otros.

La Fabiografía está plagada de anécdotas disparatadas, algunas ya célebres, pero de las que siempre resulta interesante conocer la visión del protagonista, que se nos muestra más que nada como un ingenuo, exento de toda maldad. Invitado a una recepción en una embajada, no se lo ocurre otra cosa que preguntarle al embajador si las tortillas del cóctel las había preparado él mismo.

Por las páginas de este libro desfila la primera línea de la movida: Alaska, Almodóvar, Carlos Berlanga, Guillermo Pérez Villalta, etc. y de todos McNamara nos ofrece siempre una imagen benévola. Quien espere encontrar el despellejamiento del prójimo que caracterizó a estos personajes en sus buenos tiempos se verá defraudado. Tampoco hay sexo en este libro ni cotilleos sentimentales, aunque leyendo entre líneas sí puede intuirse que hubo personas que mantuvieron con Fabio una relación más íntima que otras. Sobre Almodóvar, afirma que su relación era “de hermanos” (y allá cada cual que piense lo que quiera).

La Fabiografía es uno de esos libros con banda sonora: de fondo siempre escuchamos a Bowie, New York Dolls, Lou Reed, Blondie, grandes inspiradores -más estética que musicalmente- de la Movida, pero también a Lola Flores, Juanita Reina o Dolores Vargas la Terremoto. Y es que la Movida fue una extraña mezcla de glam, punk y casticismo hispánico.

Otro elemento que circula a granel por la vida de Fabio son las drogas de todo tipo. Es el abuso de ellas lo que le conduce en el año 2000 a un hospital, en el que al borde de la muerte, ve la luz, se convierte al catolicismo y abomina de sus anteriores excesos (pero a mí me dicen por el pinganillo que su supuesta conversión no es más que otra pose suya, otra forma de divertirse y de provocar, que es lo que siempre hizo).

Un libro “increíble”, “divino” y “total” y sobre todo, divertido, como el personaje que lo protagoniza.

Fabio McNamara
ESPASA, 260 págs. 17,90€