Encuentro literario entre una mística cristiana y una bruja del caos.
Confieso que me ha sorprendido gratamente esta excelente novela, que supone el debut en la narrativa de Sére Skuld, cantante, música, artesana, performer y bruja del caos.
Las estrellas extinguidas se estructura en dos niveles: por una parte es una biografía novelada de Hildegarda de Bingen, por otra, es la experiencia de la narradora en lucha contra sus propios demonios interiores. Las dos líneas se desarrollan en paralelo y muestran las similitudes entre dos mujeres que viven en épocas muy diferentes.
Hildegarda fue una mujer polifacética que vivió en la Alemania del siglo XII. Compositora, escritora y doctora, desde los tres años de edad tuvo experiencias místicas que solo compartía con su tía Jutta, su amigo el monje Volmar y Richardis, su discípula. A los cuarenta y dos años decidió escribir sobre sus visiones, pero no se atrevió a publicar sus textos hasta recibir la aprobación del papa, la cual se produjo tras la mediación de Bernardo de Claraval.

Tanto Hildegarda como la narradora de Las estrellas extinguidas son personas que tienen una percepción ampliada de la realidad. Antiguamente, quienes mostraban esta capacidad eran tenidos por visionarios místicos, siempre que sus visiones fuesen acordes con la doctrina de la religión oficial; si no, eran considerados herejes y quemados en la hoguera. Hoy pueden ser creadores, artistas o magos del caos, mientras su comportamiento no desafíe las convenciones sociales; en caso contrario se arriesgan a terminar en un psiquiátrico. La narradora afirma que tener esta cualidad es más una pesada carga que un don y nos relata cómo tuvo que luchar consigo misma para aceptarla. La novela de Sére Skuld es también un libro iniciático que cuenta la evolución espiritual de la narradora (cuyo origen está en una canción de Hildegarda) hasta que consigue encontrar su propio camino, pasando, cómo no, por la inevitable noche oscura del alma.
Las dos mujeres que protagonizan la novela representan las dos caras de la vía iniciática: Hildegarda es una mística cristiana, integrada en su comunidad religiosa, incluso en su jerarquía (llegaría a ser abadesa), es decir, recorre el sendero de la mano derecha o exotérico. Por el contrario, la narradora se presenta a sí misma como una bruja del caos, que practica una magia individual y libertaria y recorre el sendero de la mano izquierda o esotérico.
Aparte del propósito declarado por la autora de dar a conocer la figura de Hildegarda de Bingen, el libro deja abiertos numerosos caminos que el lector podrá recorrer si lo desea y cuenta con suficiente poder personal para ello: el viejo cristianismo y su relación con el paganismo, en particular con la religión celta; las leyendas artúricas alrededor de Glastonbury Tor, un axis mundi o lugar de poder de las Islas Británicas; el simbolismo esotérico de los sueños y, por supuesto, la magia del caos, de la que ya hablé aquí de pasada al reseñar el libro S.S.O.T.B.M.E. de Ramsey Dukes. Porque, como dice la propia autora, el fin último de Las estrellas extinguidas es convertirse en una serendipia para el lector y la serendipia es una de las estrategias usadas por los magos del caos.
Otro de los valores de esta novela es que Sére Skuld escribe una prosa potente, capaz de transmitir emociones, pero formalmente limpia y cuidada y con un uso bien medido de la metáfora.

No quiero terminar sin destacar el prólogo de Jesús Callejo, autor sobradamente conocido por quienes siguen el mundo del misterio, y la ilustración de la portada, obra de la propia Sére Skuld.
Como estamos ahora mismo en cuarentena por la epidemia de coronavirus y todas las librerías están cerradas, pueden adquirir la novela por internet en la web de la editorial.