Museo del Prado: el arte de hacer el ridículo

Desde que hace años Felipe González (cuya llegada al poder celebran ahora los que no tuvieron que aguantarlo) se jactaba en público de no saber lo que es un “analista de sistemas”, nuestras autoridades -sin distinción de partido- han seguido demostrando, cada vez que han tenido ocasión, que las nuevas tecnologías, la internet y esos rollos raros no van con ellos.

¿Se acuerdan de las absurdas condiciones que la Biblioteca Virtual Cervantes pretendió imponer a quien quisiera enlazar su web? Tuvieron que volverse atrás después de ser puestos en evidencia en los blogs. Ahora es el Museo del Prado el que demuestra una desorientación total de por dónde van los tiros en internet (de la web 2.0 ni han oído hablar).

En este blog comento con frecuencia exposiciones que se celebran en el extranjero y casi siempre puedo enlazar “galerías virtuales” o “exposiciones on-line”. Gracias a ellas podemos hacernos una idea sobre la obra del artista, aunque no sea lo mismo que verla en “vivo”. Por desgracia, estas facilidades no son frecuentes en las webs de España. Ahora en el Museo del Prado han abierto una “galería on-line”. Buena iniciativa. Pero ¿qué nos encontramos al ampliar las obras para verlas con detalle? Lo que pueden ver en la imagen: el sello del museo estampado en toda la cara de don Diego Velázquez y las infantas.

No es sólo un atentado contra una obra de arte, es peor aún: mucho me temo que da en el clavo José Antonio Millán cuando sospecha las razones de este disparate:

Lo que vemos aquí, y veíamos en las digitalizaciones de la Biblioteca Nacional, es una práctica guiada por una ideología muy concreta: las obras que custodian nuestras bibliotecas y museos son suyas, de ellos, de las instituciones. Si quieres hacer algo con ellas, pídeles permiso… y ya verán si te lo dan. ¿Difusión de la cultura?, ¿conocimiento del arte?… bah, paparruchas: lo primero, el sagrado respeto a la… ¿propiedad?