Eclissi di sole a Venezia, Ippolito Caffi

Ippolito Caffi

Pintor, viajero y patriota italiano.

Nacido en 1809, hijo de Giacomo y Maria Castellani, estudió en su ciudad natal, Belluno, y luego en Padua con su primo el pintor Pietro Paoletti, quien trabajaba junto con otro artista neoclásico, Giovanni de Min. Desde 1927 estuvo en la Academia de Venecia, donde conoció la obra de los paisajistas venecianos del siglo XVIII.

Ippolito Caffi, Autorretrato, 1840
Ippolito Caffi, Autorretrato, 1840

Será en Roma, donde llegará en 1832 tras abandonar el ambiente “asfixiante” de la Academia de Venecia, donde Caffi definitivamente tome el camino del paisajismo y alcance una autonomía creativa que lo llevará al éxito. La Ciudad Eterna es en esa época una encrucijada de artistas de toda Europa portadores de nuevas fórmulas y el joven Caffi se siente libre para experimentar. Se instala en el número 25 de Via Vittoria, muy cerca del Caffè Greco, un lugar frecuentado por numerosos artistas. Una primera y breve estancia en Nápoles lo pone en contacto con la colorista Escuela Posillipo, con las obras de Giacinto Gigante y los Carelli.

Roma: Trinita dei Monti, 1834
Roma: Trinita dei Monti, 1834

Sus primeras obras conocidas datan de 1834 y entre ellas se encuentra la titulada Trinità dei Monti. Caffi adopta en esos años el método de trabajo que seguirá durante toda su vida: realizar in situ los primeros bocetos, dibujos y notas que luego desarrollará en el estudio. Son todos estos modelos, de los que generalmente no quería separarse, los que constituyen el gran tesoro de los museos venecianos, gracias a la donación de su viuda. Por ejemplo, el primer borrador en 1837 del Carnaval de Roma. La festa dei moccoletti, del que realizó cuarenta y dos versiones.

Carnevale di Roma. La festa dei moccoletti, 1837
Carnevale di Roma. La festa dei moccoletti, 1837

En los años siguientes, entre Roma, Venecia y una breve estancia en Trieste, Ippolito elabora algunos de sus temas más apreciados: las vistas de los foros, del castillo de Sant’Angelo y las del Coliseo, de día y de noche, con luces y fuegos artificiales o incluso a la luz de la luna, así como las vistas de Venecia con el Gran Canal, el Puente de Rialto o el Campanile de San Marco. Venecia: nieve y niebla en el Gran Canal (1842) es una obra que se convirtió en símbolo de un cambio radical de registro en la pintura del siglo XIX. La historiadora de arte Annalisa Scarpa dice sobre ella: “Si hubiera dudas sobre la modernidad de Caffi con respecto a los paradigmas de su tiempo, el ingenioso invento que subyace en esta pintura, las disiparía instantáneamente”.

Venezia: Neve e nebbia in Canal Grande, 1842
Venezia: Neve e nebbia in Canal Grande, 1842

En 1843 Caffi zarpa de Nápoles para viajar a Oriente. Le mueve el mismo espíritu de aventura que unos años más tarde lo llevará a volar en globo. Recorre Grecia, Turquía, Egipto, Nubia, Siria, Armenia, Palestina y nuevamente Atenas, en Grecia. Volverá enriquecido con una nueva visión de la luz y sus reflejos.

Ascensione in mongolfiera nella campagna romana, 1847
Ascensione in mongolfiera nella campagna romana, 1847

Sin embargo, aunque ya nunca abandonará el espíritu oriental, al regresar a una Italia en pleno Risorgimento se convierte en un enardecido patriota. Al producirse la insurrección veneciana contra los Habsburgo, se une a las tropas rebeldes en Palmanova. Luchar como soldado no le impide dibujar bocetos que se convertirán en pinturas, como Visco Illiria: asalto del 17 de abril de 1848, que refleja la derrota de los sublevados. Caffi es arrestado y confinado en Belluno, pero escapa y se refugia en las montañas del Agordino y luego regresa a Venecia para unirse a la resistencia, que tenía a Daniele Manin entre sus líderes. Sus pinturas reflejan los acontecimientos de la guerra, como el bombardeo de Marghera que él presencia.

Bombardamento notturno a Marghera, 24 maggio, 1849
Bombardamento notturno a Marghera, 24 maggio, 1849

Con la derrota de Venecia comienzan años de peregrinaciones continuas, ya que Caffi termina en las listas de proscritos y se ve obligado a abandonar la ciudad de los canales junto con Virginia, su esposa con la que se había casado en el mismo 1848. Encuentra temporalmente refugio en Génova, pasa por Novara y Turín, sube a Niza, Ginebra y Lausana, dejando pinturas de todos esos lugares. Al regresar a Roma en 1855, el pintor da vida a algunos de los lienzos más famosos, como el Interior del Coliseo visto desde arriba.

Colosseo visto dall’alto, 1855.
Colosseo visto dall’alto, 1855.

Admitido de nuevo en Venecia tras ser exonerado de las acusaciones, proseguirá su obra. El éxito de Caffi es ya absoluto, es elogiado por los críticos, entre sus clientes se encuentra el papa Pío IX y el Gran Duque de Austria Maximiliano de Habsburgo, quien le pide que inmortalice su entrada en Venecia. Dicha ciudad se encuentra oprimida por el gobierno austriaco. Caffi, en 1859, vuelve a ser acusado de alta traición con pruebas falsas, lo arrestan y pasa tres meses en la prisión de San Severo. Cuando finalmente sale, se incorpora de nuevo al activismo político por las noticias que llegan desde Nápoles, ciudad a la que acude para presenciar la entrada de Garibaldi y Vittorio Emanuele II, proclamado rey de Italia.

Eclissi di sole a Venezia, 6 luglio, 1842
Eclissi di sole a Venezia, 6 luglio, 1842

En 1866 lo encontramos en Milán, Génova y Florencia, pintando, reuniéndose con patriotas y hablando sobre la libertad de Italia. Ese mismo año, Austria entra en conflicto con Prusia. Italia, que tenía un tratado con los prusianos, entra en guerra contra Austria. Caffi embarca en la flota destinada a defender las costas del Adriático. Quiere presenciar las vicisitudes de la guerra para plasmarlas en sus bocetos. El resultado será trágico y marcará el final de la epopeya de este gran artista visionario. Durante la batalla de Lissa en 1866, muere a la edad de 57 años, en el hundimiento del navío Re d’Italia.