Gustave Courbet

Exposición en París (2007).

Ya hace varios días que se inauguró en las Galerías Nacionales del Grand Palais de París la exposición dedicada a Gustave Courbet (Ornans, Francia, 1819-La Tour-de-Peilz, Suiza, 1877) y es hora de dedicarle unas líneas a este pájaro de cuenta. El perfil del personaje lo recoge muy bien la Wikipedia:

Como él, sus amistades eran contrarias al academicismo artístico y literario; entre ellas se cuenta a Baudelaire, Corot y Daumier. A partir de la revolución de 1848, Courbet fue etiquetado de «revolucionario peligroso».

Tuvo fama de arrogante y efectista; afirmaba que «si dejo de escandalizar, dejo de existir». Algunos le achacaban que provocaba escándalos sólo para entretener a las clases biempensantes y que, en realidad, su arte se mantenía fiel a cierta exquisitez formal.

Fue uno de los artistas más influyentes en la Francia de momento, a pesar de las polémicas en las que se vio envuelto. Se le otorgó la medalla de la Legión de Honor, pero la rechazó. Afirmaba que quería morir «como hombre libre, sin depender de ningún poder ni religión», si bien accedió a participar en el breve gobierno de la Comuna de París de 1871. De él, el filósofo Proudhon, «padre» del anarquismo, quiso hacer un pintor proletario. Creía que el arte podría subsanar las contradicciones sociales.

Durante la Comuna se le encargó la administración de los museos de París. Tras caer el gobierno revolucionario, fue acusado de la destrucción de la columna Vendôme dedicada a Napoleón Bonaparte. Un consejo de guerra lo condenó a seis meses de prisión y a pagar 300 000 francos. Al salir de la cárcel escapó a Suiza (1873) para evitar que el Estado le obligara a pagar la multa; era tan alta que debía ser liquidada a lo largo de 30 años.

Murió en La Tour du Peilz, localidad próxima a Vevey, víctima de una cirrosis producida por su consumo abusivo de alcohol.

Un tipo encantador que habría podido ser amigo mío si yo hubiese vivido en aquella época 🙂

La exposición presenta 120 pinturas, una treintena de obras gráficas y unas 60 fotografías. En su web dicen:

Esta retrospectiva subraya la complejidad de la obra de Courbet, de sus vínculos, en ocasiones paradójicos, con la representación de lo real y la tradición pictórica. Vuelve a examinar la posición del artista en su época, analiza sus vínculos con las demás artes, sobre todo con la fotografía. Asimismo, la exposición da la clave para comprender una obra de múltiples facetas, el marco realista de los años 1848-1855 y sus consecuencias para la historia del arte.

Por supuesto, El origen del mundo, la obra de Courbet que más célebre se ha hecho en los últimos años, tras décadas de avergonzado ocultamiento, se encuentra ahora expuesta.